De vez en cuando, a M. Night Shyamalan le viene bien recordar cuál es su objetivo cuando hace una película. "Mi meta es hacer sushi: el menor número de ingredientes con la mejor calidad", afirma el director en SensaCine. No es la primera vez que hace esta comparación, pero hubo una película que le hizo volver a verlo con claridad. "Lo que hizo Bresson en en Un condenado a muerte se ha escapado… No entiendo cómo sentí tanta tensión con tan poco trabajo de cámara. Increíble. Es un truco de magia".
Un condenado a muerte se ha escapado (1956), título que le recomendó su hija, la directora Ishana Shyamalan, también le sirvió como influencia de cara a su nuevo 'thriller'. La trampa llega a los cines españoles el 9 de agosto y la historia sigue a un asesino en serie al que la policía tiende una emboscada en un concierto al que acude de público junto a su hija.
Josh Hartnett da vida al protagonista y ponerse bajo las órdenes de Shyamalan ha cumplido un sueño del actor de hace 25 años. "He sido un gran fan de Shyamalan desde el principio. En 1999 se estrenó El sexto sentido y yo estaba empezando en esta industria e inmediatamente quería trabajar con él", cuenta. "Creo que estaba al tanto de que quería trabajar con él, pero esta industria es extraña. A veces, las cosas llevan mucho tiempo".
Shyamalan estrena nueva película con Josh Hartnett de protagonista: 'La trampa'La trampa llega en el momento perfecto para Hartnett, quien abandonó el cine durante una temporada y ahora ha regresado de la mano de grandes directores: con Guy Ritchie y su Despierta la furia (2021) y con Christopher Nolan y su Oppenheimer (2023). "Es increíblemente gratificante tener gente interesada en el trabajo que hago", reconoce. "Siempre he intentado crear personajes que son diferentes para el público. A veces, a la gente le gustan y otras no. Recientemente, parece que los directores están interesados en el trabajo que hago".
UN RETO DIVERTIDO
Shyamalan no fue lo único que hizo a Hartnett unirse al proyecto, también el tipo de personaje que interpreta. Para el actor fue un reto, pero uno divertido:
Decidir ir con este género del 'thriller' desde el punto de vista del antagonista, eso era algo nuevo, supuso que M. Night y yo le diéramos muchas vueltas a sobre cómo podíamos sacar adelante este personaje
Lo complicado, como señala Hartnett, era que la gente empatizara con un asesino en serie. "Leímos muchos libros y nos lanzábamos ideas, pero cuando sentí que iba a funcionar fue cuando leí un par de libros sobre un periodista que habló con asesinos y uno de ellos, en particular, le convenció de que le defendiera", explica el actor. "Me di cuenta de que estos psicópatas no tienen problemas en mentirte. Es muy divertido explorar eso. Gran parte de la película tiene lugar con él mostrando esta cara externa, y luego se va resquebrajando. Fue un reto, pero fue muy divertido hacerlo con M. Night, sabiendo que él iba a liderar ese tipo de carga creando tensión, así que mi personaje podría ser juguetón".
Para Hartnett, la clave fue ir buscando la dualidad de su personaje en cada momento. "Intenté ganar todo lo posible de músculo, me puse esta grande y fea chaqueta amarilla", bromea sobre cómo se preparó para el filme. "Había muchas cosas con las que jugar".
El intérprete quiso que su personaje "fuese como un pez fuera del agua" pero "que también estuviera muy en sintonía con su hija, y que quisiera agradarla de una forma más lógica que empática".
"Cuando las cosas empiezan a resquebrajarse y sus dos mundos empiezan a chocar quería otra dualidad: él está muy muy emocionado porque es un narcisista y que le hayan tendido toda esta trampa es algo emocionante", reflexiona el actor. "Luego, el miedo de ver que su hija va a descubrir qué está pasando y le va a afectar, pero él no la quiere de la forma que nosotros queremos, así que hay una extraña fricción entre ambos".
UN RODAJE ES COMO UNAS OLIMPIADAS
Cocinar sushi no es la única metáfora con la que Shyamalan hace entender su trabajo. Para él, los rodajes de sus películas son como las Olimpiadas. "Preparamos todo para el rodaje, lo preparamos para este momento. No puedes preparar y rodar al mismo tiempo. Mucha gente lo hace, pero para mí es un pensamiento increíblemente defectuoso", explica sobre cómo diseña las escenas y secuencias antes de llegar al set. "Ese tiempo, desde que el guion está escrito hasta que rodamos, ahí es donde hago la película para que así lleguemos a las Olimpiadas y podamos tener éxito. Cada minuto cuenta".
Otra de las peculiaridades de La trampa es que Shyamalan se ha decantado por rodar en 35 milímetros. Algo que, en palabras del director, parece un acto de rebeldía. "Es una decisión técnica, pero no lo es. Es una decisión filosófica", indica.
Como añade:
Luchar contra la tecnología es hacer honor al mundo físico, al mundo químico, a las limitaciones, a cómo percibimos el mundo, tanto en el cine como en la vida
Shyamalan no ha podido rodar todas sus películas en este formato, pero ahora sabe que es su mejor opción. Entre otras cosas, porque el analógico contiene algo que el digital nunca va a poder capturar. "Incluso una fotografía en 35 milímetros contra una foto hecha con el móvil… No es lo mismo. Es como si fuese una versión hecha con Inteligencia Artificial. Es una versión IA de lo que has visto, mientras que en la fotografía lo que ves es una versión limitada de lo que es, pero es lo que sentiste y viste. Sus limitaciones son perfectas".