A mediados de los 80, Jeffrey Katzenberg y Michael Eisner, los dos mandamases de Disney, decidieron hacer algo que hasta ese momento nadie había hecho en la empresa: un "gong show". O sea, dar a los creativos unos minutos para explicar nuevas ideas que podían cortar en cualquier momento. John Musker, que estaba trabajando en Basil, el ratón superdetective, propuso dos: una adaptación de La Sirenita, de Hans Christian Andersen, y una idea llamada La isla del tesoro en el Espacio. Ambas fueron, como todos sabemos... rechazadas.
Saliendo en todos lados
Por suerte, Katzenberg se levantó al día siguiente con otro ánimo y le pidió que le contara un poco más. En 1986, La Sirenita entró en producción y el resto ya nos lo sabemos: fue un éxito, resucitó la empresa y afianzó el dúo creativo de Musker y Ron Clements, que después harían películas míticas como Aladdin, Hércules, su querida El planeta del tesoro, Tiana y el sapo y Vaiana. Sin embargo, hay algo que une a todas sus cintas y que muy pocos conocen.
Si te pones a ver Hércules y la pausas en el minuto 14:39, fíjate muy bien en esos dos trabajadores que están haciendo un arco de mármol, porque son... ¡Los propios directores! Musker y Clements se han introducido como cameo en casi todas sus películas: en La Sirenita son invitados a la boda, en Aladdin están observando el pasacalles en Agrabah, en El planeta del tesoro son un robot y un extraterrestre encaramados en el puerto espacial... Y si crees que son pocas, aún hay más.
De hecho, en Tiana y el sapo aparecen en la carroza del rey Tritón y, finalmente, en Vaiana están en los grabados de un tapiz. Musker se ha retirado de Disney a estas alturas, pero no de la animación: de hecho, está creando su propio cortometraje animado a mano desde 2018, huyendo de los ordenadores. Por suerte, Clements sigue en pie a sus 71 años, aunque no conocemos su próximo proyecto. Sea lo que sea, seguro que es una joya. No nos lo creeríamos de otra manera.