En 1985, Hasbro creó una línea de muñecos llamado My Buddy, destinado específicamente a niños. En su época, de hecho, causó una gran polémica, porque por aquel entonces se suponía que los muñecos estaban únicamente destinados a las niñas (aunque ellas tuvieron también su propia línea llamada Kid Sister). Se trataba de muñecos grandes, con un peto, un traje de rayas y el pelo un poco desenmarañado: ¿Os suena? Efectivamente: Tom Holland, el director de Muñeco diabólico, tomó tanta inspiración de esta línea de juguetes para crear a su asesino que incluso tuvo que cambiarle el nombre de Buddy a Chucky para evitar una demanda de Hasbro.
Hola, muñeco
Por mucho que queramos creer que todo lo hemos inventado nosotros, lo cierto es que la ofensa por tonterías viene de lejos. Tanto, que en 1988, durante su estreno, un montón de personas empezaron a protestar a la entrada de los estudios de Metro Goldwyn-Mayer porque Chucky, aparentemente, iba a incitar la violencia entre los niños. No solo no lo hizo, sino que creó un personaje icónico que siguió viviendo a lo largo de seis secuelas, un reboot y una serie aún en emisión. Funcionó tan bien que Chucky fue reutilizado poco después.
Los 80 fueron la era dorada de los animatronics (si me preguntáis, siempre mejores que el cuasi-perfecto CGI). Y como parte de esos animatronics estaba, claro, el Guardián de la Cripta, el personaje que presentaba cada una de las Historias de la cripta que se emitieron entre 1989 y 1996, estaba unido de manera muy sutil con Chucky: sus ojos eran exactamente los mismos, porque estaba hecho por el mismo equipo de efectos visuales. Dos iconos del mal unidos por la vista.
Es curioso que, pese al éxito de la serie original, nunca se haya hecho un remake de Historias de la cripta. Bueno, no es del todo cierto. Y es que lo intentaron dos veces: en 2011 trataron de vender una historia continua (en lugar de una antología) sin el Guardián de la Cripta, que no convenció a ninguna cadena, y en 2016 se supone que iba a estar capitaneada por M. Night Shyamalan, pero terminó cayéndose por culpa de los derechos de autor de los cómics originales. Quién sabe, quizá algún día volvamos a disfrutar de sus macarradas. Con o sin ojos de Chucky.