Por mucho que sea un clásico, Un mundo de fantasía no gustó en absoluto al autor de Charlie y la fábrica de chocolate, Roald Dahl. Fue para tanto, que desde 1971 la franquicia se quedó totalmente parada para proteger el material original, y ninguna de las intentonas dio frutos, pese a algún que otro intento a inicios y mediados de los 90. Por la lista de posibles directores pasaron nombres como Ang Lee, Spike Jonze o Terry Gilliam, con Nicolas Cage como Willy Wonka, pero al final ya sabemos lo que pasó: en 2005 se estrenaría la adaptación de Tim Burton con Johnny Depp como protagonista.
Choco-fabulosa
De hecho, Burton era el único director con el que todos los herederos de Dahl estaban de acuerdo, porque ya había producido con anterioridad James y el melocotón gigante y aborrecía la versión del 71. De hecho, Burton le prohibió al guionista, John August, que la viera antes de ponerse a escribir la adaptación. El director se lo tomó tan en serio que incluso desechó el CGI en una escena inolvidable que tardaron 19 semanas en coreografiar.
Me refiero, claro, a la escena de las ardillas, en la que el entrenador Michael Alexander y su equipo entrenaron a cuarenta de estos animales porque Burton no los quería animados, sino absolutamente tangibles y reales. Y eso que originalmente iba a ser mucho más grande: el director quería cien ardillas, pero Alexander tuvo que convencerle de que eran demasiadas y tardaría en entrenarlas un año entero.
Como imaginaréis, entrenarlas no fue sencillo, y fueron pasito a pasito: primero, hicieron que estuvieran cómodas con ellos. Después, cuando se podían sentar con sus entrenadores, las llevaron al decorado y las enseñaron a coger una nuez y ponerla en un bol metálico. Pero algunas directamente no tenían interés en las nueces, otras no sabían lo que hacer... Salió bien, por suerte, pero podría haber sido el más absoluto de los desastres. Magia de lo más dulce.