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    "He llegado a odiar bastante la película": Jonás Trueba regresa al cine con 'Volveréis'
    Paula Arantzazu
    Paula Arantzazu
    -Redactora de cine
    Cine indie, de no-ficción, clásico, moderno, experimental lentísimo o grandes taquillazos acelerados... "Vive le cinéma!"

    El director madrileño presentó su nuevo filme en la Quincena de Realizadores de Cannes 2024, una historia sobre una pareja que decide celebrar su separación con una fiesta. Este 30 de agosto llega a los cines

    En Volveréis, Jonás Trueba nos presenta a Alejandra (Itsaso Arana) y Ale (Vito Sanz), que tras 15 años de relación han decidido separarse. El verano está a punto dar paso al otoño, llegan las primeras tormentas y la pareja, a pesar de esta decisión dolorosa, va a seguir el consejo de su padre, interpretado por Fernando Trueba, y reunir a sus amigos y allegados para celebrar ese amor que ya ha llegado a su fin. Con una ocurrencia así, ¿cómo no coger una cámara y filmar lo que podría ser la mejor comedia anti-romántica del año? 

    Volveréis
    Volveréis
    Fecha de estreno 30 de agosto de 2024 | 1h 54min
    Dirigida por Jonás Trueba
    Con Itsaso Arana, Vito Sanz, Andrés Gertrudix
    Medios
    3,6
    Usuarios
    2,9
    Cartelera y Entrada (57)

    Relajados y animados, Trueba y Arana, coguionista junto a Sanz y Trueba de la película, nos atienden en el pasado Festival de Cannes. Volveréis se presentó en la Quincena de Realizadores con una gran ovación entre el público y se llevó el premio a Mejor película europea. Este 30 de agosto llega a los cines españoles. La de Cannes fue la primera vez del cineasta madrileño en la Croisette y confiamos en que no sea la última.

    Primero de todo, quería preguntaros por ese tarot de Ingmar Bergman que aparece en un momento de Volveréis. ¿De dónde ha salido?

    Jonás Trueba: Al parecer, lo ha hecho un mexicano. Lo descubrí por una amiga que lo tenía y entonces me lo hizo una noche. Justo estábamos ya preparando la película y, tal cual me las echó, me resultó como... ¡profético! De hecho, hasta lo llegamos a usar en ciertos momentos del rodaje para desatascar el guion: cuando teníamos dudas, nos echábamos las cartas del tarot de Bergman, en plan, "la película ¿debe acabar así o asa?". 

    Itsaso Arana: Lo hacíamos con humor e ironía, ¡¿eh?! Yo creo que nos relacionábamos con el tarot creyendo en ello y sin creer, queriendo creer en esas cosas.

    Me llama la atención que comentéis las dudas que tuvisteis para desatascar el guion de Volveréis. En un momento de la película, Alejandra, el personaje de Itsaso, dicen justamente eso, que no saben cómo acabará todo porque el final no está escrito.

    I. A. – Es verdad que antes de empezar a rodar partíamos de un guion un poco más cerrado. Pero nuestros guiones son siempre guiones muy vivos, por la forma de rodar de Jonás, por su forma de entender el cine, la interpretación… Además, como los actores estamos cofirmándolo, pues de alguna manera también somos autores, y vamos escribiendo dentro del plano y fuera de él. Nos gusta dejar cosas abiertas para que la película también nos hable.

    Los Ilusos Films
    Itsaso Arana en 'Volveréis'

    En Volveréis hay un juego muy particular entre realidad y ficción. ¿Crees que es tu película más metacinematográfica?

    J. T.– Siempre estoy como medio peleado con todo esto del concepto meta, porque nos suena como algo como intelectual o cerrado, y yo siempre he querido pensar que las pelis que hacemos intentan ser transparentes, que hagan sentir que los que estamos haciendo la película estamos ahí. Es algo que está en casi todo lo que hemos hecho, aunque es verdad que aquí quizá es un paso más. La verdad es que no tengo otro manera de llamarlo, pero más que meta, como que es ya directamente una mezcla... O una confusión absoluta en la que vivimos, porque en realidad toda esa parte en la película es medio incongruente, medio imposible, contradictoria, casi humorística. No pretendía mostrar el rodaje o la producción de la película, sino tratar de enseñar cómo vivimos a veces una confusión entre nuestra vida cotidiana y nuestro oficio, que es el cine.

    ¿Quizá podríamos hablar de contaminación entre los dos ámbitos?

    J. T.– Total. Casi te diría que esa idea tiene un lado bonito y otro feo, como de enfermo, que también es algo que se medio insinúa en la película, como que ya no podemos separar. Yo he creído siempre mucho en esto que decía Jonas Mekas, de que él en un momento sentía que podía hacer cine sin cámara. Es una frase que siempre me ha resonado porque también lo siento así. Creo que él lo decía en el sentido de que cualquier situación que estuviera viviendo ya era cine, que no le hacía falta la cámara. Yo creo que esta peli algo de eso intenta mostrar.

    Volveréis trabaja también la idea de la repetición desde muchos ámbitos. El recuerdo y la rememoración no dejan de ser también repeticiones, como también podemos entender el cine como el resultado de una repetición.

    J. T.– En casi todas las películas que hemos hecho estamos repitiendo todo el rato un poco lo mismo. Estamos muchas veces haciendo casi la misma película, con los mismos actores, en los mismos espacios…. El concepto repetición ya estaba de antes, aunque es verdad que esta película recoge un montón de cosas que veníamos haciendo y las lleva un poco más allá o las hace más más evidentes.

    Esa cuestión de las variaciones y de los saltos de ámbito, del personaje que está a punto de separarse al de la directora que está observando a su novio en clave metacinematográfica, está elaborado de manera muy orgánica. ¿Cómo lo trabajasteis desde el guion y la interpretación?

    I. A.– La película tenía un reto particular en cuanto al tono. Al final, ese es el quid de la cuestión, sobre todo en estas películas que narrativamente no son convencionales, porque no es tanto lo que cuentan, sino el cómo lo cuentan. Pero este guion tan repetitivo nos ayudaba precisamente a lograrlo, porque era como tener delante una partitura y las variaciones de ese tema musical. Y ahí salía a la superficie todo un asunto con respecto a la interpretación y los cambios de registro. Porque las personas nunca somos las mismas, aunque repitamos cosas, estemos con la misma persona, nos levantemos con la misma persona… Nunca eres la misma. O incluso aunque hables del mismo tema… Como les sucede a los personajes, que al final acaban como atravesados por ese tema de la separación, y cada vez de una manera diferente. Y les transforma: a veces creen en lo que dicen, a veces no, a veces son más irónicos, a veces son más cómicos…

    Al mismo tiempo, mi personaje tenía esta particularidad, porque está montando una película. Este estado de ánimo durante la posproducción es muy concreto: es como una especie de hartazgo de tu propio material y estás exprimiendo tus últimas fuerzas, sientes una especie de ironía y enfado, pero a la vez fe en lo que acabas de hacer. A la vez, Alejandra no tiene nada que ver conmigo: es una tipa mucho menos complaciente que yo, mucho más directa, asertiva y con unas formas más masculinas. Me divertí muchísimo interpretándolo y llevándolo al extremo, teniendo en cuenta que nuestras películas tienen un tono muy determinado, más naturalista. 

    El privilegio de poder coescribirlo con Jonás, ser partícipes de la escritura, pues ya te da una idea muy panorámica de la peli, porque estás construyendo el tono con él, con Vito, y en ese sentido puedes jugar mucho, puedes saltar mucho una cosa a otra. Jonás nos da mucha libertad y es muy receptivo con nuestras propuestas.

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    El hecho de haber pasado por la dirección con Las chicas están bien habrá influido en tu acercamiento al personaje de Alejandra, imagino.

    I. A.– Fue fundamental.

    J. T.– Para mí, verla como directora con Las chicas están bien, ver cómo iba viviendo el proceso de creación de la película y especialmente la posproducción, que es como tal como lo cuenta, un momento al que ya llegas cansado, pero que te reclama una cierta reflexión y que te devuelve como una imagen con la que empiezas a tomar conciencia de lo qué has hecho… Si Itsaso no hubiera dirigido antes su película, no sé si hubiéramos hecho esta así con este personaje así.

    ¿Y la posproducción de Volveréis fue más intensa y complicada de lo habitual?

    J. T.– Reconozco que he llegado a odiar bastante la película. Me identificaba mucho con el personaje de ella, con esa especie de hartazgo que puedes llegar a sentir. En este caso, hemos hecho Volveréis de manera bastante rápida. Empecé a sentir que quería hacer esta película como a finales del 2022. Empezamos a escribir en enero de 2023 y en enero de 2024 estaba ya en montaje. Los tiempos del cine son más dilatados y hacerlo todo en un año es muy raro. A mí me encanta la posproducción, he de decir. Es el momento más poderoso, quizá de toma de conciencia, pero también el más conflictivo.

    ¿Y dirigir a tu padre, Fernando Trueba? Sus apariciones son muy entrañables y carismáticas.

    J. T.– Cuando trabajas con creadores, con directores, que tienen un dominio profundo del asunto es muy bonito. Me pasa con Itsaso, con Vito, que también ya han dirigido sus cosas… Pero es verdad que aquí mi padre era la primera vez que hacía un personaje. Era bonito ver el respeto que tenía por hacerlo bien y por nosotros, porque todo estuviera bien. Creo que sentía una cierta responsabilidad, porque en el fondo le había metido en un lío, como que le había tomado la frase en serio y la peli acaba de tener algo de envite, no sé cómo decirte, de diálogo entre él y yo. A veces le tenía que recordar que no era el director, pero ¡qué va!, todo ha sido muy sencillo. Los actores son colaboradores. Me gusta darles un lugar, un espacio y un poder enorme en el plano. Confío en ellos. Y con mi padre ha sido un poco lo mismo.

    Sobre la banda sonora, tengo la sensación de que está construida en torno a la idea de separación. ¿Puedes explicarme en base a qué está construida?

    J. T.– La película está construida musicalmente con cuatro temas. El primero es de Adiós Amores, un grupo de dos chicas, Iman Amar y Ana Valladares, maravillosas, que han hecho una canción original para la película. 'Sepárate', la canción que cierra la película es de Alonso, que es también un músico maravilloso de Jaén. Y es gracioso porque empezamos con 'Volveréis' y acabamos con 'Sepárate'. Y entre medias hay como una pieza de Schumann que articula la película y una pieza de un cuarteto contemporáneo francés que me gustaba mucho.

    No quiero terminar la entrevista sin un pequeño apunte, esa cita a François Truffaut en los últimos compases de la película.

    J. T.–Ahí la película da un salto. Digamos que en esas imágenes estalla toda la energía de que se ha ido reteniendo hasta entonces.

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