Lo de Armie Hammer no tiene nombre. Han pasado más de tres años desde que una cuenta de Instagram anónima lo acusase de una serie de abusos, prácticas de canibalismo incluidas, y su carrera como actor terminase por los suelos, como es normal.
Por el camino además de su empleo cuando era una de las estrellas más fulgurantes del panorama de Hollywood, también perdió a su pareja, estaba casado con la televisiva Elizabeth Chambers, su vida familiar, ya que solo puede estar con los dos hijos que comparte con su exmujer de forma vigilada, y su impresionante fortuna. Pero no la que había aglutinado tras éxitos como Call Me By Your Name, sino la que le correspondía por herencia al formar parte de una de las familias más poderosas de Estados Unidos que comenzó a amasar su fortuna vendiendo alcohol durante los años de la Ley Seca en el país norteamericano hasta convertirse en magnates del petróleo.
Ya en este punto sin lo del detalle del canibalismo la historia es para contarla y repasarla una y otra vez, pero claro, entre tanto escándalo familia, porque lo hay, además de unas cuentas de 180 millones de dólares, algún que otro asesinato y conspiraciones de espías rusos durante los años de la caza de brujas, Hammer tenía que hacer algo lo suficientemente notable para que su nombre pasara a los anales de la historia y lo de ser un intérprete de éxito pues quizás no terminaba de estar a la altura. Había que ir un poquito más allá.
Después de que saltasen estas acusaciones y de que Hollywood le diera de lado a una de las caras más buscadas del momento, Hammer desapareció, pero llegó el documental House of Hammer, que trata sobre todas esas acusaciones de las que el actor ha intentado deshacerse, sin demasiada fortuna, hace unas semanas de la mano de Piers Morgan, un infraser de la televisión británica.
¿Lo último que hemos sabido del actor? Pues que en su progresiva vuelta a las redes sociales, después de haber estado vagando por diferentes islas y trabajando en algunos de los complejos turísticos de su familia, ha anunciado que ha decidido deshacerse de una de sus más preciadas posesiones: su coche, una camioneta de estilo Pickup, el modelo GMC Sierra 1500 Denali, su autorregalo por su 31 cumpleaños en 2017.
El actor ha compartido la noticia mediante un vídeo donde aparece junto al vehículo y delante de un negocio de compra-venta de coches, por lo que le han acusado de hacer publicidad encubierta, algo que se ha apresurado a desmentir. "He amado esta camioneta con todo mi corazón y la he conducido a lo largo de todo el país para disfrutar de acampadas muchas veces. El último viaje ha sido hasta CarMax". Inciso para: en el documental se ve bastante claro que es verdad lo de que le mola los viajes por carretera. Qué repelús.
Hammer ha indicado que el único motivo por el que ha tomado la decisión de vender su coche es porque llenarle el tanque de gasolina es demasiado caro y no se lo puede permitir. Vale, venga, pobrecito y todo eso. Qué lástima, qué lástima. Hay que ver. Ay, ay, ay.
Por último, el protagonista de Muerte en el Nilo ha indicado que ha optado por comprarse un modelo híbrido con el que va a ahorrar muchísimo en combustible y que es perfecto para su nueva vida en Los Ángeles y todo lo que está por venir.
Al parecer el artista planea volver a su vida profesional, alejándose de las malas influencias y rechazando la ayuda de su entorno. Veamos...