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    El final de esta película está diseñado para destrozar a cualquiera: nos encogió el estómago, pero también levantó algunas ampollas
    Alicia P. Ferreirós
    Amante de las series y gran aficionada al terror, la ciencia ficción, la crónica negra y el ‘true crime’.

    Una de esas películas con un desenlace difícil de olvidar. Fue un éxito entre los espectadores, pero los más críticos la consideraron que resultaba trivial y simplista

    Adaptación de la novela superventas homónima publicada dos años antes, El niño con el pijama de rayas dirigida y escrita por Mark Herman y estrenada en el año 2008 es una de esas películas cuyo desenlace es difícil de olvidar.

    Aquellos que habían leído el libro ya lo experimentaron en su primer contacto con la historia, pero su representación en pantalla nos volvería a destrozar con el trágico suceso que pone el broche de oro a la cruda historia sobre el Holocausto.

    Como todas las películas que giran en torno a este terrible episodio de la historia, El niño con el pijama de rayas tiene a los espectadores con el corazón encogido durante una hora y media, pero, al mismo tiempo, también es una película que transmite mucha ternura: sus personajes principales son dos niños, hijos de una familia judía y de una familia nazi respectivamente, que se hacen amigos y comparten juego y charlas separados por una vaya. La del campo de concentración de Auschwitz.

    El niño con el pijama de rayas
    El niño con el pijama de rayas
    Fecha de estreno 26 de septiembre de 2008 | 1h 30min
    Dirigida por Mark Herman
    Con Asa Butterfield, Vera Farmiga, David Thewlis
    Medios
    3,5
    Usuarios
    4,4
    Streaming

    Protagonizada por Vera Farmiga y Asa Butterfield 10 años antes de volver a ser madre e hijo en la exitosa serie Sex Education y por David Thewlis y Jack Scanlon, entre otros, El niño con el pijama de rayas fue recibida de forma dispar pero mayoritariamente positiva por parte de la crítica -un 65% de valoraciones positivas en Rotten Tomatoes-, que no dudó en destacar lo profundamente conmovedor que resultaba que este relato sobre los terrores del Holocausto tuviera lugar a través de los ojos de la inocencia de dos niños. Sin embargo, los más críticos la llamaron melodramática y consideraron que resultaba trivial y simplista.

    Pero otra cosa fue el público. Con un 85% en Rotten Tomatoes y 4,4/5 estrellas según los lectores de SensaCine, los espectadores quedaron cautivados con la ternura de El niño del pijama de rayas y devastados con su final.

    En la película, como en la novela, se aborda la amistad ajena a la realidad de dos niños de vidas muy diferentes: Bruno (Butterfield), un niño de 9 años que tiene que dejar atrás su vida en Berlín cuando su padre, un oficial nazi, recibe el mando del campo de concentración de Auschwitz; y Shmuel (Scanlon), un niño judío que vive prisionero en el campo. Los niños se conocen cuando Bruno, aburrido de su nueva casa, comienza a explorar los límites del campo de concentración. Un día, al otro lado de la vaya, encuentra a Shmuel, vestido con curioso 'pijama' de rayas.

    En el trágico final de la película, Bruno y Shmuel planean una misión juntos: Shmuel conseguirá un pijama para Bruno y éste entrará a través de un hueco bajo la valla para ayudarle a buscar a su padre. Sin embargo, ambos niños acaban formando parte de un grupo de prisioneros que son llevados a la cámara de gas.

    Dada la popularidad de El niño con el pijama de rayas, probablemente te resulte curioso saber que la película no fue un bombazo comercial. Tampoco un fracaso, pero recaudó 40,4 millones en todo el mundo, una cifra que supone un éxito para su inversión de 12 millones pero que está muy lejos de lo que estamos acostumbrados a considerar grandes cifras de taquilla. En España, el drama histórico recaudó casi 11 millones, por lo que fue todo un éxito y su recepción aquí fue clave en el resultado final de la película.

    Sin embargo, ni el libro, ni la película ni su final fueron especialmente bien recibidos por una parte de la comunidad educativa e historiadores e incluso llegaron a hacerse varios estudios. Uno de ellos por parte del Centro para la Educación sobre el Holocausto del University College de Londres, que concluyó que la película había tenido "un impacto significativo y significativamente problemático en la forma en que los jóvenes intentan darle sentido a este complejo pasado". Según las posturas más críticas, el final de la película coquetea con una falsa equivalencia entre víctimas y perpetradores a través del dolor de la familia de Bruno y empujando a los espectadores a sentir empatía por ellos. Otros estudios, no obstante, concluirían que muchas de estas recepciones estaban relacionados con creencias previas.

    Otra de las preocupaciones al respecto de la influencia de El niño con el pijama de rayas en la educación y formación de los más jóvenes fue la extendida creencia de que la historia estaba basada en una historia real y algunas asunciones a consecuencia de ello, como que los alemanes, como la madre de Bruno, no sabían nada del Holocausto. Además, a pesar de haber sido lectura recomendada por muchos profesores en Reino Unido, el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau llegó a citarlo como un libro/película que debería a evitar por completo en favor de historias reales y obras de autores judíos.

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