Corría el año 1984, exactamente hace ahora 40 años, cuando la primera serie de Transformers, conocida ahora como Generación 1, llegó a las pantallas como un inteligente movimiento por parte de la famosa compañía Hasbro tras fantasear con que una reciente colección de figuras de juguetes convertibles lanzada por la empresa japonesa Takara Tomy podía tener un gran potencial. A Hasbro le llamaron la atención dos juguetes: por un lado los Microman, una especie de cyborgs del planeta Micro Tierra que se disfrazaban de figuras, y, por otro, los Diaclone, robots que se convertían en vehículos.
El resumen breve de toda esta historia es que la compañía debió de verlo clarísimo, porque se hizo con los derechos de ambos juguetes, fusionó los conceptos y dio a luz a los mundialmente conocidos Transformers, que, por supuesto, son uno de los juguetes más populares del mundo, pero también todo un universo que incluye varias series de televisión, colecciones de cómics y una inmensa saga cinematográfica.
Una franquicia millonaria que no ha dejado de crecer y que sorpresivamente sigue teniendo potencial para sorprender a sus seguidores.
Al menos ese es el mensaje que se me queda tras el visionado de la nueva película del universo Transformers, Transformers One, un largometraje de animación dirigido por Josh Cooley, director de Toy Story 4 y guionista de Del revés, y escrito por Andrew Barrer, Gabriel Ferrari, Steve Desmond y Michael Sherman que llega a las salas de cine españolas este 20 de septiembre entre una enorme expectación.
Volviendo al nacimiento de Transformers, la clave para que el juguete fuese un éxito, fue que los Transformes estaban respaldados por una gran historia publicada bajo ese mismo nombre por Marvel Comics. Esa misma historia daría lugar a la primera serie de televisión y posteriormente en torno a ella se construiría el resto de la franquicia en sus distintos formatos y entregas.
Sus protagonistas, seas más o menos fan de la franquicia, ya son parte de la cultura popular: por un lado, el héroe de la historia, Optimus Prime, líder de los Autobots en el planeta Cybertron; por otro, Megatron, quien junto a su ejército de Decepticons busca hacerse con el control de Cybertron y gobernar sobre todo el Universo.
Un enfrentamiento entre dos facciones robóticas que se ha extendido durante 40 años, pero cuyo origen primigenio solo hemos podido conocer de la mano de la cinta de Cooley.
"La historia que nunca antes se había contado"
Descrita como "la historia que nunca antes se había contado" Transformers One es, ante todo, una historia de orígenes que se aleja del planeta Tierra para llevarnos al interior de Cybertron, el planeta que vio nacer a Optimus Prime y Megatron.
Entonces, sin embargo, respondían a los nombres de Orion Pax y D-16, y trabajaban como mineros a las órdenes de un líder de escasa fiabilidad con muchas ganas de cambiar el mundo. Sin embargo, la lucha que comenzaron juntos para mejorar la vida en su planeta acabaría siendo el origen de una extrema enemistad, cuando sus valores y sus diferentes puntos de vista sobre qué líneas pueden o no cruzarse para alcanzar la paz les llevan a lugares opuestos.
Tal y como cabía esperar, Transformers One es un auténtico regalo para los fans de la franquicia, que maneja cómodamente sin entrar en demasiadas explicaciones elementos tan característicos de la historia como la Matriz del Liderazgo o el Energon, pero que, al mismo tiempo está muy lejos de ser una mera inyección de 'fan service'. Al contrario, la película puede funcionar perfectamente como una puerta de entrada al universo, de la mano de una cautivadora historia.
Una aventura épica repleta de batallas alucinantes que, además, visualmente son una auténtica gozada, no hay duda de que Transformers One es una de las grandes sorpresas de animación este 2024.