Es emocionante y esperanzador, en una época en la que franquiciar lo franquiciable a toda prisa sin importar apenas el resultado es la máxima en el cine y las series, encontrarse con una secuela como El hoyo 2.
Recapitulemos un poco. Nos toca volver a 2020. En plena crisis del coronavirus, con las salas cerradas, las plataformas de 'streaming' se convirtieron en la única alternativa para consumir cine. Y ahí, en el catálogo de Netflix, estaba El hoyo, un 'thriller' de ciencia ficción dirigido por Galder Gaztelu-Urrutia y protagonizado por Iván Massagué. El público no paró de hablar sobre esta prisión vertical por cuyo agujero en mitad de las celdas pasa, diariamente, una plataforma llena de comida. Los de los primeros niveles pueden llevarse a la boca lo que quieran, pero a los de los más bajos no les llega nada.
La película de ciencia ficción y terror española que conquistó Netflix tiene secuela: más brutal y despiadada que la originalEl hoyo es una gran película que funciona como entretenimiento y, como solo consiguen las mejores historias de ciencia ficción, como una brillante metáfora de la sociedad. Todo esto podría haberse quedado ahí y hubiese sido perfecto, pero hay que franquiciar lo franquiciable, ¿recuerdas?
El hoyo 2 se estrena el 4 de octubre en Netflix después de clausurar en el Festival de Cine de San Sebastián la Sección Culinary Zinema -fuera de concurso-. Gaztelu-Urrutia repite detrás de las cámaras. Milena Smit, Hovik Keuchkerian, Natalia Tena y Óscar Jaenada lideran el elenco principal de esta nueva aventura dentro de esta peculiar cárcel. Aunque tiene un dos en su título, la secuela de El hoyo es una precuela ambientada antes de los acontecimientos ocurridos en el filme original. El personaje de Smit es el de una mujer que entra en El hoyo de forma voluntaria para conseguir tiempo. El de Keuchkerian ha sido enviado allí. Cuando despiertan en una de las celdas de los primeros niveles, aprenden que hay unas normas establecidas: cada uno debe comer el plato que pidieron antes de entrar y nada más. Si no cumplen, serán castigados.
Si El hoyo comenzaba con caos y su misión final era buscar el reparto equitativo de la comida, El hoyo 2 funciona de forma inversa: todo empieza con un orden social instaurado y va mutando en el caos más absoluto. También es más sangrienta, brutal y violenta, y es interesante cómo se introduce la religión y esta se fusiona con la ley creado una nueva mitología dentro de la prisión. Hay una figura mesiánica y, desde ahí, hay ungidos -líderes judiciales/religiosos que obligan a cumplir la ley-, hay bárbaros -aquellos que no cumplen la ley- y se llevan cabo pacificaciones -los castigos violentos que se aplican los que no cumplen las normas-.
El hoyo 2 es un triunfo para Netflix y expande el universo de Gaztelu-Urrutia de forma inteligente: ya no cuenta con el factor sorpresa de su predecesora, pero como la primera ya se encargó de explicar y familiarizar al espectador con la prisión, la secuela puede ser más grande y compleja. Y sí, también conecta con el filme original de una forma coherente a través de personajes que repiten, con momentos oníricos que marcan la evolución de la protagonista y algunos elementos clave que vuelven a aparecer en la trama. Por fin una secuela con sentido.