La primera Piratas del Caribe fue una producción excepcional para Disney. Pero después de que la fórmula de acción, aventura, humor subversivo y Johnny Depp resultó ser una fórmula ganadora, el director Gore Verbinski exigió que las secuelas siguieran estándares altos.
Se suponía que Piratas del Caribe: El cofre de hombre muerto y Piratas del Caribe: En el fin del mundo se rodarían a la vez en lugares inusuales, con varios barcos en condiciones de navegar y un presupuesto entonces casi inimaginable de 225 millones de dólares para cada una. Pero los huracanes y las crecientes ambiciones del director hicieron que estas sumas parecieran demasiada cautelosas en retrospectiva. La tercera parte de la saga de Piratas del Caribe costó finalmente 300 millones de dólares.
Irónicamente, al final no fueron ni los largos rodajes en el mar ni los viajes a remotos lugares de rodaje lo que el equipo y el conjunto recordarían como las peores dificultades. La mayor pesadilla esperaba a Johnny Depp, Keira Knightley y Orlando Bloom en un hangar de aviones.
Un final de proporciones bíblicas
En el actor final de Piratas del Caribe 3, dos veleros, el Perla Negra y el Holandés Errante, se enfrentan en duelo para decidir el destino de la piratería, el mundo libre y nuestros queridos personajes. Esta batalla se desarrolla dentro de un vórtice colosal, o como lo definió Geoffrey Rush, “algo como el remolino bíblico del infierno”.
Todo esto fue rodado utilizando una réplica en su escala original de la Perla Negra y el Holandés Errante. Para recrear los movimientos de los barcos, estas réplicas se construyeron sobre gigantescas plataformas elevadoras que podían inclinarse hasta un 15%.
Disney
Esto sólo fue posible en un lugar en el mundo: un hangar de aviones en Palmdale, California. Este fue construido en 1983 por Rockwell International para poder construir 100 bombarderos voladores en la línea de montaje y tiene 183 metros de largo, 91,5 de ancho y más de 71 metros de alto.
Además, para crear esa atmósfera de agua constante se instalaron enormes máquinas de lluvia y un potente sistema hidráulico para captar y reutilizar el agua. Esta máquinas eran capaces de hacer llover más de un millón de litros por minuto. Aparte de esto, también se utilizaron máquinas eólicas que podrían generar una corriente de más de 160 kilómetros por hora.
Debido al perfeccionismo de todos los involucrados, este desafío fue a largo plazo ya que el rodaje duró casi cuatro meses:
No lo llamo actuación, ¡lo llamo supervivencia! Es brutal estar mojado desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche" explica Bloom. "Sin embargo, también se llega a la conclusión de que valió la penaHizo la saga de aventuras más legendaria de los 2000 y desapareció tras un infame fracaso: Ahora vuelve con una aventura de ciencia ficción
Lo cierto que cuatro meses seguidos de lluvia y viento no es plato de buen gusto. Piratas del Caribe: En el fin del mundo la puedes disfrutar en Disney+.
