Puede que si os hablo de ir a ver los restos del Titanic, estremecidos, recordaréis la palabra "Titán", el submarino que no hace tanto se cobró 5 vidas que sumar (o no, según veas el capitalismo) a la tragedia del barco. Sin embargo, a algunos la idea de ir a ver lo que queda del barco no nos pilló de nuevas. Al fin y al cabo, James Cameron basó todo un documental en ello, Ghosts of the abyss... aunque, todo sea dicho, él no viajaba en esos submarinos, sino que estaban operados a distancia. Apasionado del Titanic, sí. Persona que ansía la muerte, no tanto.
Bajo el mar
Cameron, como todos sabemos, es un apasionado de la exactitud. Por eso, casi cada personaje de Titanic está basado en una persona que realmente se subió al barco (con la excepción de Jack y Rose, paradójicamente) y en su día incluso cambió el cielo de la escena del hundimiento para que las estrellas fueran exactamente como aquella noche en aquel lugar exacto. Y si estás pensando "Demasiada pasión por lo suyo" es porque no sabes cuánto tiempo estuvo investigando el barco en sí.
13 años después de estrenar la película, los científicos mostraron que se podía hacer turismo subacuático con un modelo de submarino llamado Challenger Deep. Y por supuesto que Cameron se apuntó el primero en la lista de pasajeros. Igual sí que tenía cierta ansia de muerte, quién sabe. En total, entre exploraciones con vehículos motorizados y veces que ha bajado él mismo, ha estado en el lugar del Titanic unas treinta veces, pasando, en realidad, más tiempo que cualquiera de sus tripulantes. Sí, incluyendo el capitán.
Por cierto, si te estabas preguntando si seguía habiendo gente que bajara a ver los restos del naufragio, no sufras: OceanGate cerró sus puertas después de su propia catástrofe y hasta que no quede claro qué es exactamente lo que pasó está obligada a no dar servicio. Teniendo en cuenta que se calcula que los restos desaparecerán en el año 2050, no queda mucho tiempo para hacer turismo a cuatro kilómetros de profundidad. Qué le vamos a hacer.