Cazador blanco, corazón negro no es una de las películas más conocidas de Clint Eastwood, pero sí es una de las más apreciadas por aquellos que adoran el cine del director y también uno de los proyectos más personales del propio cineasta, quien accedió a dirigir El principiante solo para conseguir a cambio que Warner Bros le permitiese el llevar a cabo la producción de este largometraje.
El contexto en el que Clint Eastwood hizo Cazador blanco, corazón negro es importante: a principios de 1989, el director no estaba especialmente contento con el resultado de su último largometraje, una película biográfica sobre el saxofonista Charlie Parker llamada Bird que había recibido los elogios de la crítica y varios premios pero había sido un fracaso en su encuentro por el público.
En ese momento, Eastwood, quien ya llevaba 20 años dirigiendo pero aún no había llevado la película que le brindaría su primer Oscar, Sin perdón, recibió una propuesta por parte de su estudio que no terminaba de convencerle. Un 'thriller' llamado El principiante protagonizado por él mismo en la piel de un policía veterano que se veía obligado a hacer equipo con el hijo de un rico empresario con vocación de policía interpretado por Charlie Sheen. Sin embargo, aunque Eastwood lo que tenía en mente era algo muy distinto a otro thriller criminal, accedió con el objetivo de usarlo como moneda de cambio.
El proyecto que entonces rondaba la cabeza de Eastwood era Cazador blanco, corazón negro, también protagonizado por el mismo en la piel de un director intransigente que se prepara para rodar una superproducción en África pero que pierde el interés en la película por una nueva obsesión: la de ir a cazar elefantes.
Así, Eastwood convenció a Warner para que financiara este proyecto y, a cambio, prometió dirigir El principiante además de interpretar el papel del veterano.
Adaptación de un libro inspirado en un episodio real de la vida del director John Huston mientras se encontraba en África preparándose para el rodaje de La Reina de África junto a Humphrey Bogart y Katharine Hepburn, Clint Eastwood cambió el nombre del cineasta para su personaje por el de John Wilson, pero adoptando su forma de hablar y su vocabulario en una interpretación que fue muy elogiada en su día.
Sin embargo, con Cazador blanco, corazón negro, a Eastwood le pasó algo parecido a su experiencia con Bird. En su deseo de ser reconocido como un gran cineasta, puesto que su principal pasión como parte de la industria era la de dirigir, su apuesta personal le satisfizo a nivel introspectivo y cautivó a la crítica, pero no logró llegar al público. La película recaudó la catastrófica cifra de 2,31 millones de dólares frente a su presupuesto de 24 millones de dólares.
"Cazador blanco, corazón negro funciona como hábil crónica de un prerodaje e integra con habilidad una fuerte dosis crítica hacia la misma industria, hacia la mentalidad y ejercicio colonialista tras la Segunda Guerra Mundial y es, simultáneamente, el retrato de un director carismático, de difícil trato, por el que indudablemente Eastwood siente admiración y afinidad. Conjunto fascinante", reza la crítica de 4 estrellas publicada por SensaCine.
Afortunadamente, solo fue un pequeño bache y el cineasta regresó a la cima rápidamente, en 1992, con Sin perdón: su obra maestra, western definitivo y el largometraje que le valió los Oscar al mejor director y a la mejor película. El equilibrio perfecto entre la obra convencional y la película de autor que tanto buscaba.