En Fox se habían gastado dos millones y medio de dólares en lo nuevo de Mike Judge tras el éxito de Trabajo Basura y no tenían claro qué iban a hacer con ello. Los primeros pases de prueba de Idiocracia fueron terribles, nadie terminó de entenderla y desde el estudio solo vieron dos posibilidades: o volver a rodarla por completo, lo que encarecería notablemente el presupuesto... O estrenarla en muy pocos cines, sin proyectarla para los críticos y casi sin marketing de ningún tipo. Para sorpresa de los directivos que decidieron confiar en los pases de prueba, veinte años después seguimos hablando de Idiocracia. Por algo será.
Las zapatillas más estúpidas
Idiocracia cargaba contra el estilo de vida americano, la moral y los pensamientos de la clase media y las marcas de todo tipo. Y claro, ¿quién iba a querer ver algo así? Los continuos vaivenes la condenaron en su paso por cines (apenas recaudó medio millón) pero después consiguió el estatus de culto. En gran parte, porque vaticinó un buen puñado de cosas terroríficas del futuro. O sea, de nuestro presente.
Una de ellas fue un acierto increíble: Judge necesitaba unas zapatillas que llevaran todos los personajes y que fueran absolutamente estúpidas, un horror de la naturaleza, la típica cosa que solo al ver puesta en un pie te hace reír. Y el diseñador de arte encontró lo que estaba buscando: unas zapatillas de plástico que fabricaban en una sola fábrica y que encima costaba cuatro duros. El director decidió darles su momento de gloria en la película, sin imaginar que, muy pocos años después, todo el mundo conocería las Crocs.
Solo en 2023, Crocs ganó 723 millones de dólares y dio trabajo a más de 4000 personas. Porque, en el fondo, y sin que Fox tuviera ni idea de lo que estaba haciendo. Idiocracia definió el futuro mucho mejor que Los Simpson. Y ya es decir.