Aún no sabemos quiénes serán los protagonistas de la serie de Harry Potter que está creando HBO, pero sí somos conscientes de que Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint están a otras cosas y no les apetece volver ni como profesores de Hogwarts. Dicho de otra manera: si JK Rowling está involucrada, no quieren tener nada que ver. Y bien que hacen. Eso no hace, claro, que los potterheads de medio mundo estén menos emocionados con esta nueva adaptación que, se supone, contará todo aquello que nunca consiguieron las películas.
Entre elfos y tramas borradas
No fueron pocos los lectores que en 2005, cuando se proyectó por primera vez Harry Potter y el cáliz de fuego, se quejaron de que faltaba un personaje básico: Winky, una elfa doméstica a la que no se le ve el pelo y cuya trágica historia cortaron por completo para hacer hueco a otras escenas, a pesar de que sus escenas serían vitales para entender la revolución de los elfos domésticos.
En esta película, conste, no solo falta Winky: no están ni los gemelos Weasley, ni Cassius Warrington, ni Narcissa Malfoy o Bertha Jorkins. Aún peor: ¡Falta incluso Dobby, que ayuda a Harry a conseguir branquialgas en la segunda prueba! Su papel fue sustituido por Neville Longbottom. La serie de HBO tiene la posibilidad, por fin, de dar amor a los elfos domésticos después de que las películas se vieran obligadas a eliminar su lucha y su viaje casi del todo.
La presencia de Winky y su caída en desgracia ayudará a entender mejor la PEDDO (Plataforma Élfida de Defensa de los Derechos Obreros) y el sistema de clases presente en el mundo mágico. Incluso, ya puestos, pueden hacer la trama del esclavismo élfico aún mejor presentándola desde la primera temporada. Ahora solo falta saber si los fans de Harry Potter siguen ahí o, con los años, han caído por el sumidero de la nostalgia.