Paul Walker perdió la vida el 30 de noviembre de 2013. El actor y su amigo Roger Rodas salieron de un evento para recaudar fondos para las víctimas del tifón Haiyan -organizado por el propio Walker- cuando el Porsche Carrera que conducía Rodas se estrelló contra un poste de la luz y unos árboles. El auto se incendió segundos después del impacto. Los dos hombres murieron casi al instante y dejaron atrás una carrera en auge y muchos asuntos por resolver.
El intérprete se encontraba en pleno rodaje de Furious 7 cuando falleció y obligó a la producción a detenerse y cuestionarse si debían seguir adelante o descartar el proyecto. Vin Diesel y su equipo optaron por utilizar la cinta para rendir homenaje a su compañero y, además de darle un bonito final a Brian O'Conner, consiguieron la entrega más taquillera de la franquicia.
En el terreno personal, la muerte de Walker abrió una serie de litigios desde varias partes. Tanto la familia de Roger Rodas como la del actor decidieron tomar medidas contra Porsche, lo que resultó en una larga lucha judicial que terminó en 2016.
Tres demandas tras la muerte
Tras la trágica pérdida de Paul Walker, comenzaron a surgir peticiones legales. Tanto el padre del actor, como la hija -que tenía 15 años por entonces- y la viuda del conductor decidieron demandar a Porsche por la falta de características de seguridad clave. Cada uno de ellos en un proceso diferente, provocando tres juicios a la vez contra la empresa automovilística. No hay que olvidar que el coche circulaba a 90mph -unos 145 kilómetros por hora-, según el informe policial, en una zona limitada a 45mph -72km/hora-.
La joven Meadow Walker y sus abogados alegaron que Porsche Carrera GT tenía defectos de diseño y un historial de inestabilidad. Aseguraban que el modelo que conducía Rodas "carecía de características de seguridad que se encuentran en autos de carrera bien diseñados o incluso en los autos de carretera más económicos de Porsche, características que podrían haber evitado el accidente o, como mínimo, permitido que Paul Walker sobreviviera al choque", según recogió The Washington Post.
Algunos de los defectos que sugirió la hija del actor fueron: la falta de un sistema electrónico de control de estabilidad, barras de refuerzo inadecuadas en las puertas laterales, una línea de combustible defectuosa y un sistema de cinturón de seguridad defectuoso, diseñado de manera que, en caso de impacto, el anclaje del cinturón de hombro se desplazaba hacia atrás mientras que el anclaje del cinturón de seguridad permanecía sujeto.
Las razones de las otras dos demandas fueron similares; sin embargo, la justicia terminó poniéndose del lado de Porsche. En abril de 2016 un juez declaró que Porsche no es responsable de la muerte de Paul Walker y Roger Rodas. "La demandante no ha aportado ninguna prueba competente de que la muerte de Rodas se haya producido como resultado de alguna mala acción por parte del acusado", escribió en una sentencia del tribunal superior de Los Ángeles en relación a la petición de Kristina Rodas.
Paralelo a esto, el padre del actor presentó una demanda contra el patrimonio de Rodas, persona que conducía cuando se produjo el accidente, solicitando "una parte proporcional" de los ingresos generados por un grupo de automóviles que eran propiedad conjunta de Walker y Rodas.
"El patrimonio de Roger W. Rodas y/o Autobahn Exotics Incorporated... está en posesión de numerosos automóviles y otros vehículos de motor que son propiedad total o parcial del acreedor (el patrimonio de Paul Walker)", recogió CBS News en 2014. El padre de Walker "solicita la devolución de los vehículos en cuestión y/o la parte proporcional del acreedor de cualquier producto de las ventas derivadas de la venta de dichos vehículos". La demanda afirmaba que los coches valían al menos 1,8 millones de dólares.