Aunque ahora parezca un actor de franquicias y se hable continuamente de las secuelas en las que pueda aparecer, a Tom Cruise rechazó continuar muchísimas películas antes de decidir, en el año 2000, hacer Misión Imposible 2, su primera secuela propia. Y digo "propia" porque, aunque muchos lo olviden, El color del dinero (que le dio la oportunidad de trabajar con Martin Scorsese) era realmente una segunda parte de El Buscavidas que inteligentemente evitó el número "2" en el título. Ahora, y sobre todo tras el exitazo de Top Gun: Maverick, la veda vuelve a estar abierta.
A tope de guns
De hecho, en 1990 Tom Cruise calificó la idea de hacer una secuela de Top Gun como algo irresponsable, y hasta veinte años, aún con Tony Scott al mando, no cambió de opinión. La importancia del actor en la película es tan grande que incluso si el propio título no tiene un "2" al lado es porque él se negó en rotundo. Cada plano, cada escena de acción peligrosa y cada detalle de los personajes estaba pasado por el filtro de Cruise.
¡Incluso las bolsas que llevan los cascos estaban pensadas al milímetro! Por ejemplo, en el personaje de Bob Floyd, esa bolsa lleva el logotipo del escuadrón VFA-51. Y diréis "Pues vale", pero hay una explicación: el escuadrón VF-51 fue el que prestó sus aviones durante el rodaje de la película original en 1986, y lleva retirado desde 1995. Una manera de recordar el pasado mirando al futuro.
Mucho se está hablando de una posible Top Gun 3, pero entre la maraña de proyectos que tiene el actor no parece ser el prioritario: le queda todavía mucho, muchísimo por hacer en Hollywood, y completarlo todo sí que va a ser una misión imposible.