Ha tenido sus altos y sus bajos, pero, sin lugar a dudas, Francis Ford Coppola es uno de los nombres más importantes de la industria cinematográfica y una de las leyendas vivas del cine. A lo largo de su longeva carrera que ya dura más de seis décadas, el cineasta ha firmado títulos tan míticos como El Padrino, Apocalipsis Now o La Conversación, entre otros, dejando un legado legendario entre los apasionados del séptimo arte.
Al mismo tiempo, a lo largo de décadas, Coppola ha tenido la oportunidad de trabajar con las estrellas más aclamadas del cine mundial y englobando varias generaciones: desde los aclamados Al Pacino, Robert De Niro, Robin Williams o Gary Oldman hasta el joven Adam Driver, por ejemplo, que se ha convertido en el protagonista de su última película, Megalopolis, y ha cumplido un sueño al poder colaborar con el icónico cineasta.
Conocido por su respetuosa y fructífera relación con Marlon Brando, a Coppola se le ha preguntado a menudo por su experiencia con el actor, fallecido en el año 2004. Un intérprete de quien se ha dicho que no era especialmente fácil en los rodajes por su fuerte personalidad, pero que el cineasta insiste en desmentir siempre que tiene la oportunidad. Tal y como se publicó hace unos meses, coincidiendo con el que hubiera sido el 100 cumpleaños del actor, en la cuenta oficial de Instagram del director.
"Nunca fue difícil trabajar con Marlon. Su comportamiento en el plató era un poco excéntrico, como un chico malo que hacía lo que quería. Pero como actor, nunca fue difícil trabajar con él", aseguró Coppola. "Era un verdadero genio por su forma de pensar sobre la vida, sobre las termitas, sobre las personas, sobre las hormigas, sobre la realidad".
Para quienes no lo recuerdan, Coppola fue el responsable de dirigir a Brando en más de una ocasión, como en Apocalypse Now y la saga El Padrino, así que sabe de lo que habla. El actor siempre ha sido conocido en Hollywood por ser una persona de temperamento difícil, pero al parecer Coppola logró sortearlo y no es la primera vez que recuerda que el actor era un genio.
"[Brando] no era solo un gran actor... era, además de su interpretación, una especie de genio", aseguró hace dos años a GQ. "No era difícil trabajar con él, simplemente trabajaba de una manera diferente. No le hablabas de actuación o de 'tu motivación, bla, bla, bla'. No le hablabas de eso. De hecho, ni siquiera tenías que hablar con él, simplemente le ponías un accesorio en la mano y él lo usaba para lograr lo que realmente querías".
