Si piensas en las dos frases que más recuerdas en la franquicia Terminator, lo más probable es que sean "Volveré" y "Hasta la vista, baby". Lo curioso es que la primera estuvo a punto de no poder utilizarse en la película, porque a Arnold Schwarzenegger le costaba mucho decir "I'll be back". En su lugar, le pidió a James Cameron cambiarla por "I will be back", pero este se negó en rotundo, asegurándole que podían hacer tantas tomas como quisieran hasta que le saliese. El resultado es innegablemente fantástico.
Corre Sarah Connor, te persigue el cyborg
Originalmente, ni James Cameron quería a Arnold Schwarzenegger en la película, ni viceversa. De hecho, el director pretendía conocerle y forzar una pelea para evitar trabajar con él, pero acabaron siendo amigos casi de forma inmediata. Aunque originalmente querían ficharle para el personaje de Reese, Cameron decidió que sería "un Terminator increíble". Por su parte, Schwarzenegger calificaba la cinta, antes de rodar, como "una película de mierda" y creía que sería una serie B que, al menos, no dañaría su carrera porque nadie iría a verla. Y sin embargo, acabó definiendo su futuro en el cine.
Cuando el culturista vio los primeros minutos de la película en los pases diarios, inmediatamente acabó enamorado de Terminator. ¿Cómo no estarlo, si está plagada de detalles increíbles? Por ejemplo, al inicio, Schwarzenegger busca el nombre de Sarah Connor en el listón telefónico con las dos manos, y la cámara se centra en su mano derecha, que lo ha encontrado. Sin embargo, ¿qué nombre señala con la izquierda? Exacto: John Conner. Dos por uno.
Curiosamente, la productora, Orion, confió ciegamente en el criterio de Cameron y tan solo le pidieron una cosa, que decidió no cumplir: que Reese tuviera un androide perruno que le acompañara a todos los sitios. Habrían vendido mucho merchandising, sí, pero no tengo claro que se hubieran leído bien el guion para proponer algo así...