Había algo que le decía al director John Crowley que juntar a Andrew Garfield y a Florence Pugh en una película iba a funcionar, pero no estaba seguro al 100%. Nunca se está. "Fue emocionante verles después de tener algo de ansiedad al principio", reconoce. "Tienes el instinto de que va a funcionar, pero nunca sabes". El medio al fallo desapareció con la primera escena de Vivir el momento, el drama romántico que llega a los cines el 1 de enero. "Muchos actores necesitan tres o cuatro tomas de calentamiento. Ellos nunca. Toma uno. Estaba hecho", añade.
Encontrar a los protagonistas perfectos para Vivir el momento era clave. El filme cuenta la historia de amor de Tobias (Garfield) y Almut (Pugh) a lo largo de una década y todo está firmemente anclado en la química de sus protagonistas. Para Garfield también fue un alivio descubrir que encajaba con Pugh.
"Fue tranquilizador", dice el actor en una habitación del Hotel María Cristina de San Sebastián. La película clausuró la Sección Oficial de la 72ª edición del festival de cine donostiarra. "Sabía que ella tenía mucho talento, pero no sabía cómo era como persona, como actriz y cómo era su forma de actuar y si iba a encajar con la mía o nos íbamos a complementar. Descubrí muy pronto que es una persona maravillosa llena de alegría y vida y muy muy seria con su trabajo y quiere ir a por todas", recalca. "Fue… Buffff. Fue un comienzo increíble".
Como recuerda:
Disfrutamos mucho de nuestra compañía y, sobre todo, nos sentimos afortunados y agradecidos de crear algo juntos, de intentar hacer algo mágico juntos
Crowley ya intuyó que la mezcla Pugh-Garfield era perfecta en los ensayos. "Empezaron a jugar entre ellos y a confiar", señala. "Durante el rodaje, especialmente durante las escenas más complicadas, muy pronto, cuando empezamos a rodar, nos adentrábamos muy rápido en un lugar muy profundo", afirma. "Hubo muchos momentos en lis que me sentí un privilegiado por ver estas interpretaciones nacer en ese set”.
"En cuanto la leí, supe que estaba dentro"
Al igual que hubo dudas sobre si sus protagonistas iban a encajar o no, Crowley también tuvo algunas reservas sobre dirigir Vivir el momento. "Nick Payne me envió un mensaje y me dijo: 'Tengo un guion, por si quieres leerlo. No te preocupes si no quieres hacerlo'. Lo leí y tuve algo de reticencia al principio con el material. Pensé: 'Esto podría ser demasiado triste".
Todo se resolvió al llegar a la escena escrita por Payne, guionista de The Crown y La última carta de amor, en la que Almut da a luz en el baño de una gasolinera. "Cuando la leí vi la ambición emocional girando entre la absurdez de la situación y el riesgo en el que estaban estas personas. También había humor y todo conducía hacia este momento precioso y profundo, este bebé”, describe. "En cuanto la leí, supe que estaba dentro".
Crowley, director de Brooklyn, ya había trabajado con Garfield antes de coincidir de nuevo en Vivir el momento. Boy A fue la segunda película del actor. "Al principio, en mi carrera, necesitaba comer. Así que aceptaba cualquier cosa que me diera dinero para poder comer", se sincera Garfield. El intérprete entró en el mundo del cine por la puerta grande. Su primera película fue Leones por corderos, un filme dirigido y protagonizado por Robert Redford con un elenco liderado por Meryl Streep y Tom Cruise. Luego llegó Boy A, coprotagonizada por Peter Mullan. "Estaba maldito desde el principio de mi carrera", bromea.
Como añade:
Ya no podía aceptar cosas porque necesitaba comer porque, de repente, mis papilas gustativas buscaban la mejor actuación con grandes artistas y pensé: 'Esta podría ser mi vida
Garfield, desde entonces, siempre ha buscado trabajar con gente que admira, respeta y de la que puede aprender. Sin embargo, a la hora de aceptar o no un papel, entra en juego otro elemento. "En términos de personajes, me tiene que hablar personalmente de forma que sienta que puedo servirle", señala. "Si acepto un papel porque podría darme un premio o porque queda bien en mi currículum, no voy a ser la persona correcta para él. Habrá alguien ahí fuera que se sienta más cercano a él. Creo firmemente en eso".
Así, Garfield ha encontrado la fórmula perfecta para no dejarse llevar por lo que podría haber sido y no fue. "Me encanta recordar eso. Elimina la parte competitiva y se convierte en lo que está destinado".