No, las estrellas de Hollywood no nacen con el pan bajo el brazo de un trabajo supuestamente de ensueño. Bueno, si eres "nepo baby" al más puro estilo Lily-Rose Depp, que acaba de estrenar Nosferatu, la maravillosa Gracie Abrams o Timothée Chalamet quizás el camino se pavimente de forma más sencilla. Pero tú me has entendido.
Por supuesto, antes de alcanzar las mieles del éxito, nuestros intérpretes favoritos tuvieron otras vidas, como Julia Roberts, que era dependienta en una zapatería, una experiencia similar a la que muestra el personaje de Mia en La La Land.
En este caso, el protagonista de esta historia alejada de los focos es nada más y nada menos que el enigmático Steve Buscemi, uno de los actores más carismáticos del panorama actual conocido por sus trabajos en proyectos como la serie Boardwalk Empire, en Reservoir Dogs en Los Soprano, como director. Una auténtica joya polifacética del mundo del cine y la televisión.
Sin embargo, su profesión anterior difiere mucho de lo que hace en la actualidad y que lleva realizando durante cuatro décadas. Steve Buscemi era bombero del cuerpo de la ciudad de Nueva York, una titulación que obtuvo en 1976 al cumplir los 18 y que ejerció precisamente hasta que decidió cambiar su rumbo profesional ocho años más tarde, tal y como recoge el diario británico Independent.
Y aunque el intérprete es bastante discreto con su vida privada, tuvo un papel importante tras el 11 de septiembre, el atentado que asoló las Torres Gemelas en la zona del World Trade Center de Nueva York en 2001. Fue entonces cuando Buscemi, tras intentar contactar con su antiguo equipo de bomberos sin éxito, decidió personarse y buscar a sus compañeros en el lugar del atentado.
Tal y como él mismo comentó en el "podcast" WTF de Marc Maron, "les pregunté si me podía unir a ellos y me di cuenta de que me miraron de forma extraña al principio, pero estuve trabajando con ellos durante todo el día", declaró el actor.
En total, fueron cinco las jornadas de duro trabajo que Buscemi estuvo acudiendo al lugar de los hechos para intentar ayudar al resto de bomberos y cuerpos de seguridad y médicos que intervinieron en las labores de rescate.
Aunque el artista no suele hablar de este momento de su vida, sí que añadió además en el programa de Maron que no había sufrido enfermedades de salud física acarreadas a raíz de su actuación en la zona cero, pero sí que había tenido estrés postraumático. "Solo estuve cinco días, pero cuando paré e intenté seguir con mi vida, simplemente se me hizo muy difícil, muy cuesta arrriba. Hay veces en las que hablo del tema y mi cabeza vuela directamente allí. Empiezo a notar que me falta el aire y la sensación es que es algo que todavía siento de forma muy presente".
En total, 343 bomberos y paramédicos muriendo durante los ataques al corazón de Nueva York en 2001, mientras que 341 bomberos, paramédicos y civiles más fallecieron a lo largo de los años debido a las enfermedades que padecieron a raíz de haber estado expuestos en la zona cero.