Megalopolis iba a ser la producción más ambiciosa de la carrera de Francis Ford Coppola. El sueño de toda una vida para el mítico director. Sin embargo, será recordado como un auténtico fracaso en taquilla -tan solo recaudó 13,8 millones de dólares de los 120 que había costado- y el origen de decenas de titulares que desvelan que el rodaje fue un caos. Meses después de su estreno, seguimos conociendo anécdotas detrás de las cámaras. Y no de las buenas, precisamente.
La actriz Whitney Cummings acudió al podcast Good For You y revivió el casting que realizó para la última cinta del director de El Padrino. Resultó ser una experiencia inolvidable por los peores motivos. Fue una "audición traumática".
Cummings asegura que se preparó "durante días" y pasó "más de tres horas en maquillaje y peinado". Cuando llegó al lugar de la prueba, se dio cuenta enseguida de que no era una audición cualquiera. Había un ambiente demasiado silencioso e incómodo y la prueba se estaba grabando en celuloide.
Todos estaban muy callados. No había una atmósfera de: 'Estamos en una audición. Hola, ¿Qué pasa? Hola, ¿Cómo estás? Encantado de conocerte'. Fue muy incómodo. Entré y le dije: 'Entonces ¿Por dónde quieres empezar primero?'. Él me dijo: 'No vamos a hacer la escena'. Yo le dije: 'Está bien, está bien. Son tres días de mi vida'
Coppola no quiso hacer una prueba al uso, sino que le pidió a Cummings mucha improvisación y empezó a proponerle cosas. Entre ellas, que se despidiera de su hijo que se iba a la guerra con acento inglés o que se peleara con su esposo por haberse ido con su hermana con acento australiano. Un curioso juego que para la actriz fue extraño: "Como hice el programa Punk'd, pensé, si me están tomando el pelo, esto es realmente genial".
La intérprete reconoce que se sintió tan mal que se "disoció" de lo que estaba pasando. "Comencé a perder el interés y él dijo: 'Eso fue genial'. No sé a dónde fui. Me desvinculé por completo", confiesa y añade que no entendía por qué tuvo que improvisar con Coppola y no con otros actores.
Cummings asegura que salió de la audición con lágrimas en los ojos y absolutamente "avergonzada", pero se llevó un par de recuerdos. "Me dio una copia firmada de su nuevo libro. Lo firmó delante de mí como si hubiera aparecido en una firma de autógrafos. Y luego me dio una botella de vino Francis Ford Coppola. Fue tan humillante... y tan desconcertante en ese momento".
Sus declaraciones han provocado debate en redes sociales, ya que hay quien piensa que no es tan extraño que un cineasta quiera poner a prueba a sus potenciales actores con una improvisación. El problema aquí es que nadie debería salir de una reunión con una sensación de humillación y los ojos llorosos.