Antes del verano pasado, Osgood Perkins era conocido principalmente como el autor de productos de terror psicológico cocinados a fuego lento. Sin embargo, a pesar de su legado familiar (es el hijo de Anthony Perkins que daba vida a Norman Bates en Psicosis), sus trabajos previos no lograron atraer a un gran público. Películas como La enviada del mal, Gretel y Hansel, o Soy la bonita criatura que vive en esta casa, no tuvieron una acogida notable. Todo cambió con Longlegs: una de las películas de terror más aclamadas de la década. Un filme que no solo destacó por su capacidad narrativa, sino que mostró el estilo único e implacable de Perkins, llevando el terror con aroma años 90 al cine contemporáneo. De esta forma, Perkins se consolidó como uno de los cineastas más importantes del género en la actualidad, atrayendo una audiencia mucho más amplia y siendo reconocido por su habilidad para crear atmósferas. Tras este éxito, el cineasta ha unido sus fuerzas con otro rey del género: James Wan (esta vez en labores de producción), adaptando un relato corto de Stephen King. Y el resultado es un divertimento de lo más gore y alucinante: The Monkey.
La película comienza a finales de los años 90, cuando los hermanos gemelos Hal y Bill Shelborn (ambos interpretados por Christian Convery de la serie Sweet Tooth) se encuentran en la casa familiar, buscando algo interesante entre las pertenencias de su padre que les abandonó. Allí descubren un juguete misterioso, el mono organillero del título, dentro de una caja. A pesar de haber nacido prácticamente a la vez, ambos tienen personalidades de lo más opuestas: Hal, más introspectivo y curioso, y Bill, cínico y superficial, marcando el tono de la dinámica que se desarrollará a lo largo de la película. La relación entre ellos parece ser una mezcla de cariño y desaprobación, lo que añade una capa de tensión y complejidad al relato mientras avanza el metraje. Cuando descubren el mono, comienzan a suceder accidentes extraños que se cobran las vidas de sus allegados.. 25 años después, el ahora adulto Hal (Theo James) ha llevado una vida de soledad autoimpuesta por miedo al regreso de la maldición familiar. Sin embargo, tiene un hijo, Petey (Colin O'Brien), que ahora es un adolescente y siente cada vez más curiosidad por su familia paterna. Cuando otro extraño accidente acaba con la vida de su tía, Hal sabe que su mayor pesadilla ha regresado.

Como bien cuenta la madre en una escena de la película a los gemelos: “Todo el mundo muere, y así es la vida”, es una cita que resume la inevitable brutalidad de nuestra existencia y también es una sentencia en torno a la que gira esta demencial comedia de terror sobre la crueldad del mundo. Uno al verla no puede evitar compararla con la saga Destino final, pero esa franquicia siempre deja una ventana a la esperanza,, con personajes que se esforzaban y a menudo encontraban una forma de engañar a la muerte. En The Monkey no hay trampas posibles y su mala baba y dosis de gore descontrolado recuerdan al Peter Jackson de su primera etapa en Nueva Zelanda: con títulos como Bad Taste o Braindead: Tu madre se ha comido a mi perro.
"La experiencia de terror más divertida de este año": tres genios del género se unen en 'The Monkey'Tras ver los tráilers, no había duda que estábamos ante un producto por el que rebosaban litros de sangre, y la verdad que The Monkey no defrauda en este sentido. Perkins da al espectador motivos para reír con muertes de lo más gore y descabelladas. Aquí el cineasta apuesta por secuencias de asesinatos más grandes, momentos delirantes y un villano principal que no es tan ruidoso como el desquiciado Nicolas Cage de Longlegs, pero que se va a convertir sin duda en un icono del género. Dicho esto, hay que recalcar que la película tiene un pequeño descenso de ritmo en su tramo final (algo que suele ocurrir en la mayoría de trabajos del cineasta y ya no resulta novedad), y se pierde un poco en su propia locura: tratando de meter algunas disertaciones que no aportan mucho -sobre la familia y las generaciones pasadas- que ralentizan las vibraciones divertidas que su autor estaba apuntando hasta entonces. Aunque sin duda es de agradecer este soplo de aire fresco, después de los trabajos más sombríos del director, donde se adentra en el territorio del ‘splatter’.

En resumidas cuentas, The Monkey contiene algunas de las imágenes más impactantes de la carrera de su director perfectamente ensambladas por los montadores Graham Fortin y Greg Ng (que también editaron Longlegs). Un filme que además con sus 98 minutos de duración se aleja de otros productos de género actuales, y da la sensación de que se opone a la cultura “explicativa” del terror elevado. Como si el cineasta quisiera librarse de la etiqueta que le pusieron en sus primeros trabajos con esta comedia negra sobre la crueldad aleatoria del mundo. A veces, incluso la muerte necesita una buena cantidad de humor de lo más bestia.