Hace tiempo que sabemos que ver una película en el cine o en el salón de nuestras casas puede cambiar por completo la experiencia del visionado, lo que no esperaba es que la pequeña pantalla del televisor pudiera jugar a su favor. Os cuento mi experiencia. Netflix organizó un visionado en el cine de la nueva película de los hermanos Russo, Estado eléctrico, el que dicen que es el largometraje más caro de la historia de la compañía. Yo no pude asistir en esa fecha, así que la tuve que ver en mi casa. Más adelante, comentando la cinta con unos compañeros que sí habían asistido al pase nos dimos cuenta de que quien la había visto en televisión tenía una opinión más positiva de ella.
"Es peligroso obsesionarse con el coste de las películas": los hermanos Russo han hecho la cinta más cara de Netflix, pero prefieren obviarloVamos, que Estado eléctrico, a pesar de toda su espectacularidad y nivel de acción, es una película que funciona mejor si la ves desde casa, sentado cómodamente entre tus cosas y con la opción de ir al baño o a por picoteo cuando más te apetezca. Los 320 millones de dólares que ha costado no son suficientes para que los espectadores se acerquen a una sala de cine a ver la aventura a lo grande. Y casi mejor, porque el filme no va a aparecer en la cartelera de ninguna cadena de exhibidores y no hay más opciones que esa.
La película se desarrolla en un mundo que ha sufrido una gran batalla entre humanos y robots. Los humanos vencen y las máquinas quedan recluidas en una zona especial perimetrada. El eje de la historia es Michelle -interpretada de manera bastante solvente por Millie Bobby Brown, pero en un papel que ya hemos visto otras muchas veces-, una adolescente que ha perdido a su familia y que un día recibe la visita de un pequeño robot que dice ser su hermano fallecido. Esto le lleva a embarcarse en una aventura por territorios hostiles y desconocidos para descubrir el paradero de su hermano.
Por el camino se encuentra con Keats, un exsoldado que trabaja buscando chatarra. Es el personaje de Chris Pratt, que, a pesar de que es una copia exacta del Peter Quill de Guardianes de la Galaxia, posiblemente sea una de las mejores partes de la película. Es el mismo humor de siempre, acompañado por el mismo rock noventero de siempre, pero no aburre, por lo que es una apuesta segura para levantar el tono de la cinta y que no decaiga en un drama demasiado convencional.

En contra de todo lo que se ha dicho sobre Estado Eléctrico, para mí es una película de entretenimiento que cumple con su cometido: entretenerte una tarde de domingo. Al fin y al cabo, es imposible que pueda salir un desastre de los mismos directores de Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgame. Los hermanos Russo están más que acostumbrados a manejar proyectos monumentales donde los efectos visuales son una parte crucial del resultado final, por lo que parten de una base sólida sobre la que construir todo lo demás. Pero precisamente esta experiencia con los efectos por ordenador es lo que juega en su contra.
Se basa en la novela gráfica de mismo nombre escrita por Simon Stålenhag y, aunque los Russo ya disponían de una trama bien construida, lo que les interesó siempre fue la parte más visual. Aquí no hay peros. Las imágenes de Estado eléctrico son impresionantes y crean un universo único en el que perderse con la mirada. Con una estética retrofuturista que a veces puede recordar a Star Wars, los robots de la cinta se convierten en seres entrañables que dominan la trama, pero lo realmente interesante son las ruinas del mundo preguerra que Michelle y Keats van explorando a bordo de su furgoneta chatarrera. Los Russo han creado estampas francamente bellas que, sin la profundidad del guion, se quedan como bonitos fondos de pantalla.
Cuando digo que los efectos visuales juegan en su contra es porque claramente se han centrado en este elemento del filme, descuidando todo lo demás. Me recuerda un poco a The Creator, de Gareth Edwards, una cinta impecable en lo visual que envuelve una historia desigual, a veces caótica y con poca alma. Han tenido que elegir entre una trama elaborada y la epicidad de su universo y se han decantado por lo segundo. Pero no nos engañemos, es lo mismo que hicieron en la saga de Marvel. Si alguien a estas alturas cree que la saga de Los Vengadores sí tienen guiones bien construidos que haga un revisionado. Aquí hemos venido a disfrutar del espectáculo y Estado eléctrico pasa el examen con un notable raspadito.