En la vida todo comienza con un gesto mínimo. La pareja que lleva años junta fue un saludo en su inicio. La rutina de ejercicio asentada en lo cotidiano fue en su origen un propósito. Incluso la adicción al tabaco comenzó con la calada a un cigarro. En el caso de Nathan Caine, el punto de inflexión fue meterse en la boca, masticar y tragar un trozo de tarta de cereza.
Nathan Caine es el protagonista de Novocaine, un ejecutivo de banco en la treintena que lleva una vida de lo más medida y cuadriculada. Las esquinas de su casa están amortiguadas con pelotas de tenis, se ducha siempre con el agua a la misma temperatura, se pone una alarma en el reloj para acordarse de ir al baño y no puede comer nada sólido. Nathan tiene una enfermedad rara llamada Insensibilidad Congénita al Dolor con Anhidrosis (CIPA). En cristiano: no siente dolor. Y eso, aunque parece un superpoder, va en contra de la supervivencia. No nota los golpes, ni los disparos ni las puñaladas. No sabe si se ha roto un hueso, se ha hecho una herida o tiene una hemorragia interna. Tampoco es consciente de algo que parece muy tonto, pero que en él puede ser mortal: un mordisco en la lengua. Por eso, lo de masticar un trozo de tarta es para él un salto de fe.
Comerse el pastel de cereza no es lo único que cambia la vida a Nathan, pero es el gesto mínimo que lo desata todo. Porque no se trata solo de masticar, también de quién le está ofreciendo hacerlo. A Nathan le gusta Sherry, su nueva compañera de trabajo. Con ella, el protagonista experimenta algo a lo que no está acostumbrado alguien que vive siempre con la amenaza de hacerse daño y no notarlo, que pasa las tardes encerrado en casa jugando a los videojuegos y al que hicieron 'bullying' en el colegio por su enfermedad. Por eso, cuando Sherry le propone probar la tarta y le asegura que no va a pasar nada malo, Nathan lo hace. Y, por eso, cuando unos ladrones atracan el banco y se llevan a Sherry de rehén, Nathan va a rescatarla. Cueste lo que cueste.
'Novocaine', la comedia romántica hiperviolenta con un protagonista que no siente dolor y no sabe pelear: "Hemos creado un estilo de lucha único y nuevo"Risas, un chute de acción y un protagonista que engancha

Novocaine es un violento disfrute. Una comedia tan entretenida y divertida que es como ver salir el sol en temporada de borrascas. La película de los directores Dan Berk y Robert Olsen es un giro original en el género de la acción. Lo que la convierte en algo diferente a John Wick (2014) y Nadie (2021) es a un protagonista que no siente dolor alguno y que no tiene ni idea de pelear, pero se ve obligado a hacerlo para conseguir su propósito. De ahí nacen sus ocurrentes escenas de combate, que se convierten en una atractiva mezcolanza de comedia y acción.
En el papel de Nathan Caine está un Jack Quaid borracho de carisma, vulnerabilidad y gracia. El peso de la película está en sus hombros y él lo lleva como si fuera un saco de plumas. Para los fans de las comedias románticas -porque Novocaine también tiene algo de 'rom-com'-: la química entre él y Amber Midthunder, la encargada de dar vida a Sherry, funciona muy bien. También Jacob Batalon es un punto a favor del filme con el poco tiempo que tiene en pantalla. Por lo demás, el reparto queda enterrado por un Quaid que se come la película.
Novocaine peca en ocasiones de tramas resueltas sin ganas y momentos demasiado subrayados, pero en su conjunto, el filme cumple con lo que promete: risas, un chute de acción y un protagonista que cae muy bien y engancha.
Si Novocaine fuese una tarta de cereza, mi consejo sería que la pruebes. Te prometo que está muy rica.