
Antes de morir en 1973, John Ford dirigió la friolera de 147 películas. Una cifra impresionante que pocos directores consiguen hoy en día -ahí está Quentin Tarantino con sus 9 largometrajes y la promesa de que cerrará el chiringuito con el décimo-. Como imaginarás, alberga proyectos de todo tipo, desde obras maestras hasta encargos de estudios con los que él no estaba nada de acuerdo.
Paz en la Tierra es una de esas películas que Ford se vio obligado a rodar, pero, si de él hubiese dependido, nunca la habría firmado. Para él, fue una experiencia horrible y la considera la peor película de toda su filmografía. La gran mayoría de sus seguidores también la odian, pero, si se mira desde otra perspectiva, siempre se puede sacar algo bueno.
La cinta se centra en la familia Girard y su imperio global del algodón y abarca los acontecimientos ocurridos a lo largo de unos 100 años de su historia. Todo comienza en Nueva Orleans en 1825, cuando se lee el testamento del fundador del imperio, quien vincula a todos los miembros de la familia con el negocio, ordenando que tres de sus hijos establezcan fábricas en Inglaterra, Francia y Alemania, mientras que uno debe quedarse en Estados Unidos, o de lo contrario perderán todo. Tras esta decisión, la historia avanza rápidamente hacia la Primera Guerra Mundial en Europa y culmina en la Gran Depresión en Manhattan.

John Ford tuvo muy poca involucración en el guion y los créditos van a Reginald Berkeley, un exdiputado del Partido Liberal de Inglaterra que se dedicó al espectáculo cuando su carrera política se terminó. Por eso el director entró en el proyecto ya un poco mosqueado por la falta de libertad y no tuvo más remedio que terminar el encargo que le habían encomendado, aunque fuese a regañadientes.
Como recogió Peter Bogdanovich en una entrevista con el cineasta titulada 'A Job of Work', solo lo hizo porque no tenía más remedio:
Me gustaría poder olvidarla. Luché hasta la muerte contra ella. '¿Qué significa?', preguntaba. Supliqué y renuncié y todo lo demás, pero tenía contrato y finalmente tuve que hacerlo, e hice lo mejor que pude, pero odiaba esa maldita cosa. Era realmente una película pésima; no tenía nada que decir, y no había espacio para la comedia. Pero qué demonios, a eso se le llamaba 'tener contrato'
"Te pagaban mucho dinero y había muy pocos impuestos sobre la renta, así que te tragabas el orgullo y salías a rodar", continuó Ford, quien asegura que fue este rodaje el que le etiquetó como 'director complicado', cosa que él no se considera en absoluto.
"Había algunas cosas muy buenas en ella -las escenas de la batalla- pero discutí y luché y fue como me gané la reputación de ser un tipo difícil, cosa que no soy", repasó, "Puedo ser difícil con un productor ejecutivo y con el jefe de un estudio, lucho con ellos, pero nunca con mi gente. Creo que siempre me aman. Puedo luchar a muerte, pero siempre pierdo".
A pesar de su odio, la película recibió varios comentarios positivos. "Una obra ambiciosa, bien compuesta y fotografiada, pero parece que la película sería mucho mejor si se acortara", escribieron en The New York Times. "Impresionante en magnitud y con un buen reparto", recogieron en Film Daily. "Bien vale la pena ver", señaló Chicago Tribune.