Benicio Del Toro nos recibe sentado y, aún así, es algo imponente, su figura domina toda la habitación. Conserva para el mundo real esa presencia física tan notoria a la que estamos acostumbrados en la gran pantalla. Lleva una camiseta negra con un motivo de El Quijote, una ligera americana, también negra, y el pelo controladamente despeinado. En la boca masca un gigantesco habano que desafía la señalización de prohibido fumar que habita en los pasillos del hotel donde se ha celebrado la multitudinaria rueda de prensa de presentación de 'Che, el argentino'. La primera que se realiza tras su proyección en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes. España es el primer país donde se estrena la película.
Benicio del Toro es un actor de carácter, muy físico, de mirada achinada y diálogo tranquilo. Su interpretación como el líder revolucionario Ernesto Guevara es algo sublime, sin duda, lo mejor de la película de Steven Soderbergh. El actor de '21 gramos' sonríe mientras bromea sobre el tabaco: "Antes fumaba cigarrillos, ahora sólo puros". Pese que tras un primer vistazo podría parecer cansado o aburrido de contestar una y otra vez las mismas preguntas, no duda en desafiarnos: "Hagan preguntas difíciles, cuanto más complicadas mejor".
SC- Tras las investigaciones que usted realizó para preparar el personaje debió aprender muchos sobre la figura del Che ¿Nos diría algún aspecto negativo?
BdT- Lo peor que se podría decir de él es que era una persona muy exigente. Hay gente que no duda en catalogarlo de terrorista, de alguien con sed de poder. Eso es falso. Yo no soy historiador, pero si te lees el Diario de Bolivia del Che, podrás comprobar que él tuvo la oportunidad de usar la violencia, de meter miedo al pueblo para así reclutar gente... y no lo hizo. No es tan hombre lobo como lo pintan, eso de que quería llegar al poder costara lo que costara es una mentira. No era un terrorista, era un guerrillero, de los que peleaban fusil contra fusil, un hijo de la belicosa década de los sesenta.
SC- ¿Tienes la sensación de haber interpretado a un personaje que, a día de hoy, habita en la mitología más que en la historia?
BdT- Hay que tener pantalones para decir "voy a interpretar al Che". Su figura es muy importante en toda Latinoamérica, un mito. Pero todo aquello en lo que trabajamos para construir el personaje partía de la realidad: de sus diarios, de los escritos sobre su persona... esa fue la principal intención del director, de los guionistas y de mí mismo.
SC- ¿Cómo cree que será recibida una película tan política en los EE.UU.?
BdT- Bueno... yo no tengo chaleco antibalas [ríe]. El trabajo ya está hecho, no me preocupa pensar en qué van a decir los unos y los otros.
SC- Después de un trabajo tan intenso, habiendo convivido con un personaje tan fuerte, ¿cómo logras desembarazarte de él y meterte en un proyecto tan distinto como 'El hombre lobo' (Joe Johnston)?
BdT- La verdad es que tuve suerte: salí de un proyecto tan complejo como el del 'Che' y, en seguida, tuve que entrar en el rodaje de 'The Wolf Man', que como te puedes imaginar son películas que no se parecen en nada. Para ‘Che' tuve que estudiar mucho, preocuparme de ser fiel con la historia; para interpretar al hombre lobo tienes una libertad absoluta, si quiero me pongo a gritar, a hablar, a cantar... Una de las mejores cosas que tiene ser actor es que cuando te metes en proyectos tan distintos siempre acabas aprendiendo algo que no sabías. Con el ‘Ché' aprendía mucho sobre Cuba, sobre Sud América, sobre los 60 revolucionarios. Con ‘The Wolf Man' aprendes de la época victoriana, el arte de la Inglaterra de 1980... ¿Sabías que nunca ha habido un ataque de un lobo a un ser humano? [risas]
SC- A la hora de interpretar a un personaje histórico se puede caer en los peligros de la imitación, de crear una caricatura, ¿te ha llegado a preocupar?
BdT- La verdad es que sí. Al principio del proyecto viajé a Cuba, allí conocía a la esposa del Che, Aleida. Fue ella quien dijo que lo importante no era que el actor se pareciera físicamente al Che, si no que entendiera el "porqué". Eso me dio mucha libertad, mucha fuerza a la hora de encarar la investigación y la creación de mi personaje.