Poco le queda a Steven Soderbergh de la imagen de enfant terrible que arrastraba en el Festival Internacional de Cannes de 1989 cuando conquistó la Palma de Oro con su primera película 'Sexo, mentiras y cintas de vídeo'. Con gafas de media montura, barba desgreñada y rizos alborotados en una calva prominente, el genial realizador parece un sosías del músico Bonnie Prince Billy o de un Paul Giamatti desaliñado. Sus ideas, sin embargo, fluyen sensatas y razonadas. Su película 'Che, el argentino' ha sido un proyecto mastodóntico, muy alejado de sus primerizos proyectos indies -término al que ayudó a poner de moda-, pero aún así su aspecto corre hacia la modestia, como si se le hubiera pegado algo de la integridad humilde del protagonista de su película.
P- Siempre se había referido a la película como un proyecto completo de cuatro horas y media. ¿El hecho de tener que separarla en dos partes ha supuesto algún problema?
R- Al final tienes que ser realista, has de entender que la gente lleva una vida normal que le impide por ir al cine a ver una película de más de cuatro horas. En los EE.UU. sí se va a poder ver completa la semana del estreno, lo que es realmente bueno. Después de la primera semana las películas se exhibirán por separado. Lo hemos discutido con los distribuidores de los demás países y todos han coincidido en la necesidad de estrenar la película en dos partes.
P- Las dos películas 'Che, el argentino' y 'Che, guerrillas' son muy diferentes en todos los aspectos: argumento, formato, estética... es complejo verlo como una sola película. ¿Por qué ésta diferencia?
R- Las dos historias representan las dos campañas vividas por el Che y éstas fueron muy diferentes entre sí. Obtienes de ellas una sensación diferente, una energía diferente y un impulso diferente. Lo que pretendí en la segunda es demostrar desde el minuto cero que estábamos delante de una historia muy diferente, hemos cambiado de mundo. Hay un dicho en EE.UU. que lo define muy bien: "Ya no estamos en Kansas" ("We're not in Kansas anymore").
P- La película arranca con un seguido de planos cortos como si tratara de perseguir la figura del Che, como si le costara encontrarlo...
R- Sí y no. Tenía muy claro lo que no quería hacer con el personaje. Aunque eso no es suficiente para decidir que escena quieres y cual no quieres poner en la película. Trabajar por exclusión a veces es frustrante, pero en ocasiones, si eres tenaz pueden surgir grandes cosas. Quizás por ello tardé tanto en trabajar los guiones de las dos partes de la película.
P- ¿Podrías dar una valoración de la situación actual en Cuba?
R- Es una pregunta imposible de contestar. Piensa que en cincuenta o cien años la situación de Cuba será del todo diferente por lo que mi opinión ahora mismo sería irrelevante. Ahora mismo no hay ninguna situación similar en el mundo por lo que no sé cómo dar una opinión, es una historia que todavía se está escribiendo. Evité poner ese periodo en la película, precisamente, porque no sabía como interpretarlo.
P- En una filmografía tan variada como la suya, donde afronta cada proyecto de manera distinta, ¿cómo encaraste el trabajo para esta película?
R- Supongo que debo de tener algún método pero no sabría explicarlo. En el caso de las películas biográficas trato de centrarme en aquella parte de la historia que me llevó a decidir tomar parte en el proyecto. Luego intento crear la estética. Hay directores que trabajan al revés. Yo nunca me planteo la estética si no tengo clara la historia.
P- ¿Me hablaría un poco de la parte de la película que se desarrolla en Nueva York (el discurso del Che en la ONU)?
R- Antes de empezar la película ignoraba dicho discurso. Fue durante la investigación que lo descubrí y me fascinó desde el primer momento. El rodaje fue muy difícil, tardaron nueve meses en darnos el permiso para poder rodar. Fue una negociación intensa. Acabé utilizando prácticamente todo lo que se rodó en Nueva York porque me daba la sensación de que era una parte muy importante que servía para enmarcar y poner en contexto las ideas del Che.
P- ¿Es ésta una película de industria o independiente?
R- Cuando hago las películas, de entrada, pienso que todas van a ser comerciales. En su día pensaba que 'Full Frontal' y 'Schizopolis' iban a dar dinero, cuando estás rodando te lo crees de veras. No te paras a plantearte la "comercialidad" de la película. Los equipos, la actitud, el método de trabajo... son siempre los mismos, tanto para 'Ocean's eleven' como para 'Bubble'. Entiendo que desde fuera eso no se vea tan claro, pero básicamente es así. Respecto al ‘Che'... aún no puedo decir nada, aún no he podido distanciarme de la película y ha sido una experiencia realmente arrolladora.
Alejandro G.Calvo y Lorena Vialás