Que una persona cumpla cien años es motivo de alegría colectiva, ahora bien, que esa persona sea además director de cine y siga trabajando en activo... es un milagro. Manoel de Oliveira, Don Manoel, cumple hoy cien años de edad, más de setenta como director en activo. Desde luego, es algo increíble.
Manoel de Oliveira debutó como cineasta en 1931 con un corto mudo titulado 'Douro. Faina fluvial' que versaba alrededor de la gente que vivía alrededor de la desembocadura del río Duero en la costa atlántica. Tantos años en activo le han permitido no sólo conocer de primera mano cada una de las vanguardias cinematográficas más importantes de la historia del cine, sino que él mismo ha estado investigándolas, experimentando con las formar de ver y hacer cine.
Precursor del neorrealismo con su primer largometraje, 'Aniki-bobó' (1942), principal figura de la modernidad cinematográfica en su país en los años sesenta -únicamente Joao César Monteiro estaría a su altura- y, a partir de los ochenta (donde se encuentra el grueso de su filmografía) se convierte en el prototipo del autor solipsista: Oliveira se vuelve extemporáneo y a contracorriente, hace las películas que le viene en gana, cuando le viene en gana y porque le viene en gana.
Es precisamente a partir de esa década cuándo llegarían sus mejores películas: 'Nice... a propos de Jean Vigo' (1983), 'Los Caníbales' (1988), 'El Valle de Abraham' (1993), 'Viaje al principio del mundo' (1997), 'Inquietud' (1998), 'Palabra y utopía' (2000), 'Una película hablada' y 'Espejo mágico' (2005). Su última película estrenada en nuestro país fue el particular homenaje del maestro portugués al maestro español Luis Buñuel en 'Belle toujours' (2006), recuperando a los protagonistas de 'Bella de día' (1967) cuarenta años después.
El cineasta, que recientemente estuvo en Madrid hablando sobre su obra cinematográfica gracias a la retrospectiva que le dedicó la Filmoteca Española, se halla actualmente trabajando en su nueva película 'Singularidades De Uma Rapariga Loira'.
Daniel Villarraso.