Hoy, desde luego, estamos conmocionados. Tras tanta película vista y justo cuando vamos a cruzar el meridiano del certamen podemos asegurar que los resultados globales son bastante decepcionantes (hay que pensar que no hablamos de todas las películas vistas, sólo de las más interesantes) por lo que hoy hemos recibido con gran satisfacción la explosión de sangre, balas y locuras varias que un remozado Takeshi Kitano ha tenido la bondad de ofrecernos en 'Outrage', su regreso por todo lo alto al cine de yakuzas que lo popularizó en los noventa (de 'Violent Cop' a 'Brother').
No viene a cuento, pero embellece: Elsa Pataky enCannes.
El regreso de Kitano (recordemos que cuando actúa adopta el sobrenombre de Beat Takeshi) tras su trilogía de obras metafílmicas altamente incomprensibles está más cerca, digamos, a Johnnie To o Takashi Miike que al terreno intersticial con deliciosos tiempos muertos que habitaba en 'Sonatine'. Desde el minuto cero empiezan los tiros, las palizas, las mutilaciones y todo tipo de vejaciones siempre realizado desde el humor más tronchante -la tortura en el dentista es absolutamente descacharrante- y en una continua espiral de (auto)destrucción finiquitada con una matanza en paralelo de carácter, casi, coppoliano. La historia gira alrededor de una familia de yakuzas en la que, a partir de un acto aparentemente sin importancia, empieza a desencadenarse todo tipo de luchas internas y traiciones que acaban desembocando una mini guerra civil donde todo vale y casi todo el mundo acaba muerto. Grandísima película que, como he dicho, nos ha servido para renovar fuerzas precisamente ahora que casi no nos queda aliento para ver más cine ni cerebro para procesarlo.
A Kitano le acompaña en la sección oficial una pequeña película africana, del Chad, titulada 'Un Homme qui crie' del siempre interesante Mahamat-Saleh Haroun. Película modesta y sincera, está lejos de ser el típico cine costumbrista o retratista al que las cinematografías periféricas nos tienen acostumbrados. Sin ningún tipo de alarde estilístico y/o narrativo, la película cuenta la dramática historia de un hombre caído en desgracia: con su país en guerra continua, sin casi dinero y denostado en su trabajo de toda la vida acaba tomando una terrible decisión vital -ofrecer a su hijo como soldado para saldar sus deudas- que prácticamente destrozará su vida. Sin caer nunca en el melodrama fácil ni en la tragedia asfixiante, la película fluye con sencillez y belleza vehiculando todo el relato en su soberbio protagonista principal: Youssouf Djaoro.
Cerramos con una tremenda decepción: 'I Wish I Knew' del grandísimo realizador chino Jia Zhang Ke (de ahí la tristeza). Siguiendo, en principio, el mismo aparato formal que en la muy superior '24 city' -mezclando documental y ficción, filmación de largas entrevistas, uso de material de archivo-, esta especie de crónica secular de la historia de Shanghai de dos horas y veinte de duración es, en una palabra, aburridísima. Pese a que Jia sigue siendo capaz de enarbolar bellos conceptos visuales, especialmente en sus transiciones, esta es sin ningún tipo de duda su película menos agraciada estéticamente -los ralentizados de la parte de ficción son deplorables- y sincermante soporífera. Lo mejor: la entrevista a Hou Hsiao Hsien a bordo, cómo no, de un tren.
Música de fondo: Los Planetas.
Alejandro G.Calvo