No vamos a engañar a nadie: estábamos esperando 'Fair Game' como agua de mayo. ¿Las razones? Unas cuantas, veamos. Por un lado es la última película de Doug Liman, quien nos encantó en 'The Bourne Identity (El caso Bourne)' (es productor de toda la saga) y nos fascinó en 'Jumper'. Por otro necesitábamos una buena dosis de narrativa norteamericana ante tanta dictadura del plano fijo, del tiempo muerto, del seguimiento de cogotes caminando, de dramas sobre tumores, violaciones y sucidios. Queríamos chicha de la buena y eso era lo que parecía que nos podía ofrecer la única película norteamericana que compite por la Palma de Oro.
Hoy las fotos van por libre: Olivier Assayas en la alfombra roja (presentaba 'Carlos')
El resultado sin embargo ha sido ambivalente. Si bien 'Fair Game' posee un ritmo interno trepidante que recuerda a los mejores thrillers políticos de los años sesenta y setenta (de 'El mensajero del miedo' a 'Todos los hombres del presidente') con dos actores que raramente fallan: Naomi Watts y Sean Penn; el problema ha llegado con el tema retratado. Y es que la película está basada en el escarnio público al que se vieron sometidos por el gobierno del infame de George W. Bush Jr, la agente de la CIA Valerie Plame y su marido: una dramática historia de lucha contra una dictadura encubierta en la que se demuestra algo demasiado obvio a estas alturas, que la guerra de Irak se basó en mentiras. De ahí cuando la película deriva hacia el panfleto político neoliberal se convierta en algo sumamente aburrido (por más que estemos volcados con la pareja protagonista).
Declaración real de Valerie Plame (aparece en los títulos de créditos de cierre del film)
En la Quincena de Realizadores pudimos ver la única película española presente en Cannes: 'Todos vós sodes capitáns' (¿un guiño a 'El club de los poetas muertos'?) del realizador gallego Oliver Laxe (de entrada habría que preguntarse dónde estaba la prensa oficialista española, ¿viendo la miniserie 'Carlos (TV)' por casualidad?). Película pequeña, modesta y hecha, como quien dice, con cuatro duros, es sin duda uno de los debuts cinematográficos patrios más importantes de los últimos años. Y es que pese a que no resulta del todo redonda este diario metafílmico donde se filma a niños magrebíes que a su vez ruedan imágenes para una hipotética película, posee el suficiente estilo y coherencia como para que nos veamos obligados a volcarnos con ella. Dividida en dos partes claramente diferenciadas nosotros preferimos quedarnos con su última hora, donde aparece una deriva narrativa con una capacidad de abstracción de gran belleza. Bien por Oliver.
Hasta Mick Jagger se pasea por La Croissete
Cerramos con una pequeña joya de violencia desatada: 'My Joy' del prestigioso documentalista ucraniano Sergey Loznitsa. Había mucha expectación al respecto pues se trataba de la primera ficción de su realizador y los resultados, sinceramente, no pudieron ser mejores. La película sigue los pasos de un camionero ruso en un viaje hacia ninguna parte -se podría entender como una "Odisea" en clave bizarra- y sus encuentros con todo tipo de salvajes y las distintas historias que se van dando lugar. Un viaje en el tiempo y el espacio que acaba redefiniendo el gran país euroasiático como un infierno plagado de seres sadomasoquistas, asesinos, violadores y corruptos varios (es tan salvaje que llega a recordar las animaladas fílmicas del, por otro lado, incomparable, Aleksey Balabanov). Una auténtica pesadilla rodada con una exquisitez absoluta, una de las mejores películas vistas en la Sección Oficial.
Música de fondo: Raekwon
Alejandro G.Calvo