¡Bienvenidos a Sitges 2010! (Y eso que apenas nos hemos recuperado de la resaca donostiarra). Este año el festival más importante de Europa destinado al cine de género nos ha preparado un extenso festín, prácticamente inabarcable -aún viendo seis películas al día no resulta suficiente para cubrir medianamente bien el festival-, donde podremos disfrutar (con suerte) de lo mejorcito del panorama fantástico contemporáneo. La imagen oficial del festival está dedicada este año al clásico del cine de terror 'El resplandor (The Shining)' de Stanley Kubrick -Jan Harlan, productor habitual de las películas de Kubrick desde 'Barry Lyndon' es miembro del jurado-, a modo de celebración de su 30º aniversario.
La primera película vista en Sitges ha sido la producción de Guillermo del Toro 'Los Ojos de Julia', dirigida por Guillem Morales y protagonizada por Belén Rueda. Al joven realizador catalán lo conocíamos por su ópera prima, 'El habitante incierto (El habitante incierto)', una sugestiva cinta de terror claustrofóbico que le sirvió para ahondar en el retrato mórbido de los espacios cerrados y el miedo a lo que no se puede ver pero sí sentir. Lo mejor de la cinta surge de la corrección interpretativa de Belén Rueda, mantiene el mismo nivel ofrecido en 'El Orfanato', y de algún acierto -no sólo le funciona la narración subjetiva sino que consigue transmitir con acierto el pánico a la ceguera: la película cuenta la historia de una mujer a punto de perder la vista que investiga el asesinato de su hermana- de esos que los críticos solemos calificar de... aislados. En líneas generales la película adolece de una duración inacabable, como si Morales fuera incapaz de condensar las buenas ideas, rodeándolas de un seguido de subrayados y repeticiones que no aportan nada a la acción; aunque el problema más grave surge del desequilibrio existente entre la exageración dramática y la contención narrativa. Ver al presunto psicópata explicarse en un vergonzoso primer plano o inducir el miedo a través de recursos poco efectivos -en la película aparece un tal Créspulo que parece que se ha escapado del casting de Muchachada Nui- no favorece en nada a cohesionar le correcta película de terror que pretende ser. Como suele ser habitual en los festivales (en todos), la inauguración ha sido un gatillazo.
El realizador de la interesante (ojo: película a reivindicar) 'Mysterious Skin', Gregg Araki, ha traído a Sitges -vía Cannes- una locura de cuidado que responde al título de 'Kaboom'. Sobre el papel sería algo así como si David Lynch firmara el remake americano de 'Mentiras y gordas', a efectos reales se pude tildar a la película de un ejercicio disparatado donde conviven por igual el culto al cuerpo adolescente (mucho sexo), la paranoia sobre el fin del mundo (vía sectas bizarras) y un despiporre generalizado que podría convertir la peli en la cara underground de 'American Pie' (o se toma a risa el invento o mejor dejarlo). Vaya, una insensatez sin pies ni cabeza que, sin embargo, resulta entrañable en su enajenación.
Música de fondo: Simian Mobile Disco
Alejandro G.Calvo