Muchas películas pero, de momento, pocos resultados. Superado el arranque del festival éste ya funciona a pleno motor, con películas desde las ocho de la mañana y con un intervalo para descansar de diez minutos entre una de caníbales mejicana y una de torturas japonesa (por poner un ejemplo), ergo por más que sólo llevemos dos días ya es habitual que la prensa acreditada (y parte del público) tengan más pinta de zombis que la que se prodigue esta noche en la (ya tradicional) Zombie Walk del festival. Y ahora, vamos con las películas.
Arrancamos, como no podía ser de otra manera, con un delirio. El incontrolable y cada vez más desatado realizador chino Zhang Yimou ha presentado en la competición oficial fantàstic 'A woman, a gun and a noodle shop (San qiang pai an jing qi)', un tan particular como libérrimo remake de la primera película de los hermanos Coen, 'Sangre fácil (Blood Simple)'. La acción nos traslada al desierto montañoso de la China medieval, donde un delirante grupo de involuntarios clowns poseen algo así como un parador de carretera (cocinan a modo de malabaristas del Cirque du Soleil) gobernado por un tiránico jefe (émulo del Dan Hedaya del film de los Coen). El resultado es un divertimento colorista cargado de humor negro muy alejado de la estilización del noir que nos propusieron en su día los directores de 'El gran Lebowski (The Big Lebowski)'; un chiste entretenido e inocuo (y sin sentido) donde Yimou vuelve a coreografiar a modo de ballet las escenas de acción con su indudable gusto por el espectáculo más kitsch.
No recuerdo mucha gente que tuviera estima por la ópera prima de Eugenio Mira, la tan divertida como imaginativa 'The Birthday'. Hoy el cineasta regresa a Sitges con una producción mucho más ambiciosa (y fallida): 'Agnosia', presentada en una nueva sección de extraño nombre, Secció Oficial Fantàstic Gales. Protagonizada por un insoportable Eduardo Noriega y una exuberante Bárbara Goenaga, la película transcurre en la Barcelona de 1899 y parece pretender seguir el mismo juego de engaños y juegos macabros que nos ofreció en su día la notable película de Christopher Nolan, 'El Truco Final (El Prestigio) (The Prestige)'. Los resultados, lamentablemente, quedan en esa zona de nadie donde los aciertos de diluyen en la desmesurada pretensión de la obra. El título hace referencia a la enfermedad que posee la protagonista, situada en un mundo que es incapaz de reconocer, y cómo será engañada por los villanos de turno en busca de una fórmula (ojo: macguffin) escondida en su subconsciente. Lo mejor que se puede decir de ella: que es entretenida pese al lastre que representan buena parte de los desajustados intérpretes de la cinta.
Música de fondo: Air
Alejandro G.Calvo