El día que una rueda conmocionó a Sitges fue eclipsado -nunca mejor dicho- por un fenómeno que, desde su misma raíz, escapa totalmente a mi comprensión. Me refiero, claro, a la avalancha de fans (en femenino) que han pernoctado a la orillas del hotel Melià para asistir hoy a la presentación del DVD de 'Eclipse (Eclipse)' y así poder ver de cerca a uno de sus actores secundarios: Kellan Lutz (ni idea de quién es, pido disculpas, digo lo siento). El contemplar las carreras de toda esta muchachada por el interior del hotel ha sido, sin ningún tipo de duda, lo más raro de un festival que, precisamente, se especializa en el cine más raro (temáticamente hablando) de la actualidad. Mucho miedo.
A lo que vamos: 'Rubber' de Quentin Dupieux, ya dio mucho que hablar en la pasada Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Su consagración llega ahora en Sitges donde no hubo persona que no alucinara en cuatro dimensiones con la particularísima aventura de un neumático psicópata capaz de hacer explotar cabezas por medio de la telequinesis. Suena delirante, pero es que la propuesta es aún más desquiciada: la epopeya del neumático revienta cabezas enamorado de una joven a la que llega a espiar en la ducha viene acompañada de una representación chiripitifláutica en la que unos tronchantes espectadores son a la vez el público dentro de la película; un grupo de nerds con prismáticos que han pagado por ver a la dichosa rueda rodando y matando, rodando y matando, rodando y matando. En definitiva, 'Rubber' es una auténtica genialidad disfrazada de disparate. A juicio del abajo firmante, una de las mejores películas del año.
Este mismo año el realizador Romain Gavras se convirtió en un fenómeno de actualidad al poner en imágenes el primer single del último álbum de M.I.A., "Born free", donde se veía un seguido de acciones de las fuerzas especiales secuestrando... a gente pelirroja. Pues bien, el primer largo del hijo del veterano realizador griego Constantin Costa-Gavras, 'Notre jour viendra (Redheads)', parte de una premisa bien parecida: un joven que es continuamente vejado por sus amigos y familiares por el color rojizo de su pelo se embarca en una desquiciada road movie junto a un psicópata (también pelirrojo) al que da vida el carismático Vincent Cassel (homenajeado en este Sitges 2010 con la "Màquina del Temps"). La película nos resulta fallida por diversas razones, siendo la más garrafal el hecho de que aunque Gavras posee buen ojo para la confección de imágenes telúricas, no lo tiene para construir un guión creíble. Y es que la historia a medida que se va enrareciendo se va volviendo cada vez más absurda y menos creíble, llegando en sus momentos finales a un delirio nada interesante ni combativo. Una pena, vaya.
Música de fondo: Jack Peñate
Alejandro G.Calvo