Tiene su gracia que la mejor producción española mostrada en Sitges no sea, ni de lejos, una película contemporánea. Y es que el certamen ha tenido el buen gusto de programar en la sección Seven Chances la trilogía conocida como 'Tríptico elemental de España' -tres cortometrajes experimentales de nombre: 'Aguaespejo granadino', 'Fuego en Castilla' y 'Acariño galaico'; todos ellos rodados entre 1953 y 1961- del gran José val del Omar. Una recuperación necesaria de uno de los cineastas españoles más importantes e ignorados. En el apartado de quejas valdría señalar que es infame que la proyección fuera mediante el DVD que ha editado Cameo sobre el cineasta... algo digno de un cine-club de patio de vecinos.
Resulta tronchante que el realizador Miguel Ángel Vivas eche balones fuera cuando, a propósito de la aterradora 'Secuestrados', se le pregunte por el clásico del mal rollo de Michael Haneke 'Funny Games (Funny Games)'. Y es que la película sigue una estructura similar con la variante de que, mientras el cineasta austríaco se movía en el terreno metafórico, el español hace carnaza sanguinolenta de su premisa: una familia de clase alta es asaltada en su casa por unos salvajes encapuchados -dos inmigrantes y un español... que acaba revelándose como el menos malo... en lo que sería una lectura tan conservadora que asusta- con la intención de robar, vejar, torturar, violar y matar a los mismos. La película plantea una serie de dilemas morales en los que acaba ahogándose sin contemplación: es la búsqueda del horror por el horror, hacer sufrir al espectador como si fuera miembro de la desdichada familia, crear la desolación más absoluta a partir de la locura de unos asesinos despiadados. En ese aspecto la película cumple a la perfección con su cometido: su visionado es algo insoportable. Así que a todos aquellos que les guste sufrir en el cine, ésta es su película.
Para combatir la acidez de estómago que nos dejó 'Secuestrados' no dudamos en meternos en otra de las grandes sorpresas que nos ha dejado Sitges 2010: la tronchante 'Super' de James Gunn, un perfecto cruce de 'Kick-Ass (Kick-Ass)', 'El Vengador (The Punisher)' y cualquiera de las películas en las que Charles Bronson aparecía como justiciero fascista. El film narra las desventuras de un nerd -interpretado por Rainn Wilson, el zumbado Dwight de 'The Office (The Office)'- al que le deja la mujer y decide convertirse en un súper héroe macarrónico y hortera merced a una extraña conversión de origen divino en la que unos tentáculos le trepanan el cerebro... suena delirante, es delirante. Así este nuevo héroe apodado 'Rayo Carmesí' siembra su peculiar sentido ortodoxo de la justicia -valen tanto asesinos como gente que se salta la cola del cine- abriendo cabezas con una llave inglesa. Lo mejor de la cinta, sin embargo, aún está por llegar: y es que la fantástica Ellen Page entra en escena como ayudante enloquecida del héroe en un rol que acaba comiéndose la película en un puñado de escenas memorables. De visionado obligatorio.
Música de fondo: Built to spill
Alejandro G.Calvo