Correos cruzados con el asunto: "tienes que ver esto". Así es como comienza el documental-concierto centrado en la figura del artista que más fans mueve actualmente en el mundo, cuyo título es 'Justin Bieber: Never Say Never'. Y es que el documento nos lleva a los orígenes del cantante cuando comenzó a colgar sus videos cantando en Youtube, años antes de causar la locura entre miles de adolescentes.
Como se nos cuenta en el filme, el pequeño Justin Bieber nunca recibió clases de música, pero se detectaba en él una gran capacidad para seguir el ritmo. Sus primeros pasos los dio en la percusión, aporreando una batería de plástico que le regalaron los vecinos de su madre (una humilde joven de Canadá), que tocaban en el garaje de su casa. Llegó incluso a tocar con nueve años en un pequeño recital, donde él era la principal atracción. Esta parte del filme, centrada en su corta biografía, se alterna con imágenes de sus admiradoras pronunciando frases como: "El 99% del tiempo estoy pensando en él" o "Justin va a ser mi marido, así que más te vale que no te vea con ninguna por ahí".
Sus abuelos nos relatan como el muchacho decidió un día agarrar su guitarra acústica y plantarse en la puerta de un local, del pueblo donde vivían, a cantar. Y es que constantemente el filme de Jon Chu nos trata de presentar a la estrella como un chico normal, aunque en todo momento apreciamos detrás a toda esa maquinaria publicitaria de la industria norteamericana, que ya lanzó en su día al éxito a otros fenómenos como los Backstreet boys o los N'Sync. Un video colgado en Internet con miles de comentarios y enseguida estaba detrás un ávido representante, que atiende al nombre de Scooter Braun, para fichar al joven talento y moldearle.
Con testimonios de miembros destacados del panorama musical estadounidense de la actualidad como Usher o Snoop Dogg, se nos muestra la cara más humana del artista. También durante la parte documental podemos ver a otros miembros que conviven con Bieber: su profesora de canto, su jefe de seguridad (que le describe como su sobrino), ect. Lo que en muchas ocasiones nos recuerda a otras jóvenes promesas como Michael Jackson que pasaron su infancia subidos a los escenarios entre personas desconocidas.
El formato tridimensional
El 3D se aprecia realmente cuando se nos muestra su concierto en el Madison Square Garden de Nueva York, en el que Bieber cantó para más de veinte mil personas. Resulta espectacular ver un recinto repleto de gente cantando y gritando, mientras Bieber hace de las suyas en el escenario. Realmente la tecnología te mete de lleno en espectáculo. En el acontecimiento participan, junto a la joven estrella, artistas de la talla de Boyz II Men, Miley Cyrus o Sean Kingston. Unos fragmentos que los fans más acérrimos disfrutarán enormemente, y por el que verán aprovechado el dinero invertido en la entrada.
Una película centrada en él producida por una 'major' (Paramount Pictures), un disco superventas, una gira mundial con todas las entradas agotadas, y todo ello en menos de dos años en la escena musical. La maquinaria ya se ha puesto en marcha. Veremos cuanto tiempo tarda en detenerse.
Tomás Andrés