Dos horas más tarde de haber disfrutado de la tan truculenta como brillante última película de Almodóvar nos hallamos en la terraza de uno de los hoteles más espectaculares de la ciudad de Cannes bebiendo versiones de lujo -con recipientes diseñados por Karl Lagerfeld o Daft Punk- de refrescos comunes. Estamos, junto a otros pocos periodistas españoles, esperando la llegada de Pedro y sus actores. Es un día importante, la primera proyección pública que hace de su película y así nos lo hace notar cuando le explicamos que la prensa ha aplaudido al finalizar el pase: "Me alegro mucho de lo que me estás contando. Me encanta que hayáis podido ver la película sin ningún tipo de información, así vuestra opinión no ha tenido ningún tipo de condicionamiento previo. Aunque, claro, yo estoy un poco nervioso, casi balbuciente, porque también es el primer día en el que me enfrento a sus resultados. Así que me alegra mucho de que el pase de prensa haya funcionado bien. Más si entendemos que veis las películas a las 8 de la mañana, aguantando unas colas larguísimas, en unas condiciones casi infrahumanas… así que normalmente no soléis ser tan benévolos como en los pases de la noche (los oficiales), por lo que si la recepción ha sido buena, significa mucho para mí".
En el pase además de aplausos, también ha habido risas.
Hay que entender que la risa es una manera de defenderse de las atrocidades que uno está viendo. Recuerdo que en una de las primeras proyecciones de '¿Qué he hecho yo para merecer esto?' Carmen Maura se quedó horrorizada al ver que la gente se tronchaba de risa, puesto que ella entendía que su papel era de carácter trágico. Claro que esta película no tiene el humor de aquella y si tiene algo... éste es muy sórdido. Para mí, tengo que decirlo, siempre me es agradable que exista la risa. También, curiosamente, depende del público. En EE.UU., por ejemplo, la gente se ríe mucho en mis películas, más que aquí... y es algo que no acabo de entender. Ellos ven una farsa que no está en mi intención primera, es muy curioso.
¿A qué se debe tanto secretismo con la película?
A la prensa no se la llegamos a enseñar antes del festival porque no teníamos copia finalizada. De hecho, el director del festival de Cannes, Thierry Frémont, vio la película en una copia de trabajo, así que hoy será la primera vez que la vea terminada. Luego resultó que, claro, era muy atractivo para el festival que el pase de la película fuera un estreno mundial absoluto. Y, por último, me encantaba la idea de que vierais la película de la manera más inocente posible, sin conocer ningún dato de ella.
¿Te ves representado en tu película?
Por supuesto. Es una película que he escrito y realizado, así que me siento totalmente responsable de la misma. Pero a partir de ahí hay que entender cada aspecto por separado. Por ejemplo, en esta película se habla de la transexualidad, pero no creo que sea una película que recomendaría ver a mis amigos transexuales. Porque aquí está usada como un arma, no como algo natural. Aunque si hay un tema central en la película, ese sería el cómo se puede forzar a una persona a cambiar su identidad. Es una visión que me espanta, algo que encuentro terrible. El como alguien con un poder enorme trate de cambiar la identidad de alguien más débil.
'La Piel que Habito' es una película de creadores y creaciones…
Exactamente. De hecho hay una secuencia que no llegué a incluir en la que el personaje de Marisa Paredes le decía al de Antonio Banderas que él se creía Dios y que los dioses se iban a vengar de él. La película tiene una deuda clara con "Frankenstein", donde Mary Shelley se refería al doctor como el nuevo Prometeo. En la novela el Dr. Frankenstein creaba vida donde no la había a partir de la electricidad… en la película el personaje de Antonio tiene una capacidad muy similar. Así que sí que tiene que ver la creación pero no aquella con la que siempre he estado más relacionado. Lo mío es la creación literaria, la creación artística; aquí estamos hablando de la creación de una nueva vida.
¿Es ésta una película de terror? La película posee un horror muy frío…
La verdad es que en los años 80 me gustaba mucho el cine gore, pero eso es algo que he ido dejando con el tiempo. Así que para la película lo que me interesaba era ser lo más frío posible. Piensa que esta película no trata de cómo alguien se convierte en un psicópata, porque la película ya arranca con el protagonista fuera de sí. Lo que define al psicópata es la incapacidad para ponerse en el lugar del otro, de ahí que pueda causar infinidad de dolor… porque él es incapaz de imaginar o concebir ese dolor. Eso obligaba a que tanto la narración como el personaje fueran muy asépticos. Era un cambio que era muy sugestivo, pasar del barroquismo a lo simple, del exceso a lo mínimo.
¿Dirías, entonces, que tú también has cambiado de piel?
¡Varias veces! Como todos los bichos, con el tiempo, he ido dejándome varias pieles por el camino. Las pérdidas más sonadas serían la juventud y el buen humor con el que me enfrentaba a todo lo que me rodeaba. No he podido evitar que mi humor cambiara con la vida. Ahora mi vida es mucho más relajada, más tranquila, más de interiores. Supongo que por eso me salen así las películas. Me encantaría volver a salir pero, imagínate, tengo fotofobia, un acúfeno tinitus, cualquier ruido me da dolor de cabeza… ¡soy lo peor para una fiesta! ¡Es lo que tiene haber vivido en los 80! Ahí me pasé todo lo que se puede pasar uno y sobreviví, lo cual es un milagro. Y estoy encantado.
Alejandro G.Calvo