Cumplimos una semana de nuestra estancia en Sitges y lo celebramos con una crónica rendida a las películas que analiza. Arrancamos por un valor seguro -y eso que es su segundo largometraje-, el coreano Na Hong-jin, autor de aquel adrenalínico thriller llamado 'The Chaser (Chugyeogja)' (también visto en Sitges, claro), que ha regresado (vía Cannes) al festival para presentar su abigarrada genialidad 'The yellow sea (Hwanghae)'. Y es que una película qua arranca como si fuera un Melville, prácticamente sin diálogos y con una atención al detalle escénico imperturbable, crece como un Johnnie To, la acción empieza a desbocarse en elaboradas set-pieces de violencia exhacerbada, y acaba como un noir bañado en la tragedia, sólo puede ser una grandísima película. El relato versa sobre un pobre patán (con una habilidad para sobrevivir asombrosa) al que contrata la mafia china que habita en Corea para que asesine a un capo de la misma, a partir de ahí el hombre vivirá una odisea homérica tanto para poder cumplir su objetivo... como para emprender una huída sin fin huyendo de todos y de todo. Película barroca, exagerada a más no poder -parece que en Corea no haya pistolas, todos los gángsters van armados con cuchillos, hachas y... una pata de cerdo- y un pelín alargada, 'The yellow sea (Hwanghae)' es una filigrana narrativa que no tiene nada que envidiar a gente como Michael Mann o Paul Greengrass.
Na Hong-jin y el gorila Kong
De Corea pasamos a Indonesia, cuna de algunos de los mejores films de artes marciales de la última década. Uno de sus especialistas, Gareth Evans, ofreció ayer la película que ha sido más aplaudida por el público del festival (por el momento): 'The Raid'. Mezcla de action movie, thriller en espiral y martial arts classic film, la película sigue los pasos de un escuadrón de policías atrapados en un bloque de edificios repleto de yonquis, camellos, pistoleros, asesinos y mafiosos varios. Algo así como 'El coloso en llamas (The Towering Inferno)' sustituyendo el fuego por mercenarios y el agua por patadas voladoras. Un auténtico festín de acción espectacular que, curiosamente, posee sus mejores valores en su enraizamiento en el realismo más subyugante. De ahí que la aventura adquiera carácter dramático incluso por detrás de la montaña de cadáveres que van dejando los protagonistas a su paso. Al final la película quizás quede como un entretenimiento para afines a las películas de Bruce Lee y los Chang brothers, pero la verdad es que, al menos nosotros, disfrutamos como enanos enfurecidos. Ojo con 'The Raid' que es una de las joyas tapadas entre tanta película presente en Sitges.
Y volvemos a Corea del Sud. Ahora, con uno de los realizadores más injustamente ignorados de los últimos años. Nos referimos a Ryoo Seung-wan, autor de las interesantísimas 'Arahan' y 'The City of Violence (Jjakpae)', que regresa a Sitges con la fiera 'The unjust (Bu-dang-geo-rae)', crónica ultraviolenta de la corrupción existente en los cuerpos policiales (y fiscalía) de su país. Una excusa sociopolítica perfecta para que Seung-wan trace una trama intrincada sin que aperezca un sólo personaje positivo. Los protagonistas de la cinta, ya sean políticos o asesinos, son todos gente deleznable enfrentándose los unos con los otros como si se hallaran dentro de una picadora de carne. Un thriller contundente y efectivo, filmado con excelente pulso narrativo, que debería servir para que su director deje de ser un desconocido de una vez por todas.
Alejandro G.Calvo