Se nos fue el último gran escritor italiano: el maestro de maestros, Tonino Guerra. Poeta, novelista y guionista, trabajó en más de cien películas, muchas de ellas, auténticas genialidades, sabiéndose mover entre el clasicismo y la ruptura, delineando los vectores que marcaban hacia dónde iba a ir la modernidad, el futuro del cine. Un auténtico visionario que siempre supo amoldarse al realizador con el que trabajaba. Ya fuera para recrear la nostalgia erótica en las imágenes de Federico Fellini ('Amarcord (Amarcord)'), desestructurar la abstracción crepuscular en los silencios de Andrei Tarkovski ('Nostalghia') o inventar la commedia a'll italiana mano a mano con Vittorio De Sica ('Matrimonio a la italiana'), Guerra siempre estuvo allí, detrás de cada maestro, detrás de cada línea de guión, detrás de cada fotograma.
Fue candidato al Oscar en la categoría de Mejor Guión en tres ocasiones, por 'Blow up deseo de una mañana de verano (Blow Up)' de Michelangelo Antonioni, por 'Amarcord (Amarcord)' de Fellini y por 'Casanova 70' de Mario Monicelli. No lo ganó nunca, no así sus obras, pues hasta seis de ellas se alzaron con el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa (sin olvidar la Palma de Oro para 'Blow-up'). Poco importa, de sus manos surgieron películas de la importancia de 'Good morning Babilonia' de los hermanos Taviani, de 'La noche (La Notte)', 'La Aventura (L' Avventura)' y 'El desierto rojo (Il Deserto rosso)' de Antonioni, de 'Viaje a Citera (Taxidi sta Kythira)' y 'La Eternidad y un día (Mia aioniotita kai mia mera)' de Théo Angelopoulos, de 'Y la nave va (E la nave va)' de Fellini, de 'Cadáveres excelentes' de Francesco Rosi... Tantas, tantas películas. Tantas, tantas obras maestras.
Alejandro G.Calvo
