En la terraza del hotel Meliá del Festival de Sitges nos encontramos con Nacho Vigalondo contándose chistes con Carlos Areces. Llegamos cuando acaban, así que sólo oímos a Vigalondo decir: "Te imaginas a Harrison Ford apareciendo al final de 'Blade Runner (Blade Runner)' con una oveja en brazos". Areces se troncha.
Tras los saludos protocolarios, el actor de 'Extraterrestre' nos dice que se quedará en la mesa: "es que es en la única que no da el sol, también la única en la que no hay gente conocida; pero no os preocupéis no hablaré". Tanto al actor como al director se les ve felices, el pase de la película ha sido un éxito, con muchos aplausos y aullidos (antes llamados vítores). Es tanta la exaltación que no podemos evitar preguntar a Vigalondo por su condición de popular (y hasta querida) figura mediática.
¿Qué puedo decir? Todo lo que me ocurre es consecuencia de todo lo que he hecho y dicho, tanto de lo bueno, como de lo malo. Prefiero tener las expectativas altas, a no tener ninguna. Así que no le doy un valor per se, pero lo agradezco mucho.
¿Y no te da miedo que el personaje público interfiera de alguna manera en tus películas?
Ese es un debate que tengo en continuo conmigo mismo: ¿afectará o no afectará? Lo que sí puedo decir es que lo que hago no responde a un plan meditado. Yo lo que hago, lo hago porque me lo paso bien. Aunque esto parezca pueril: es la verdad.
Hablemos de 'Extraterrestre': ¿Es una comedia romántica?
Mi película es una comedia romántica de la misma manera que 'Alien, el octavo pasajero (Alien)' es una novela de terror o que 'Star Wars' es un western. La ciencia-ficción nunca ha sido un género como el western o el cine negro, sino que ha sido un marco donde poder desarrollar ciertas historias afines a otros géneros. Piensa también en 'Cuando el destino nos alcance (Soylent Green)': es una historia de detectives; o en 'Blade Runner (Blade Runner)', que es un thriller. Es decir, la ciencia-ficción no debe servir como punto de partida para poder ir hacia otros géneros, sino un espacio donde poder hacer converger historias.
Es curioso. Justo cuando todos esperábamos un proyecto mastodóntico, apareces con esta película, casi de guerrilla.
He realizado esta película mientras preparaba otra. Pero no se trataba de una solución de emergencia, quiero ser capaz de poder hacer estas cosas siempre. No quiero que pasen tres años entre una película y otra, no creo que el cine que hago lo merezca. A día de hoy la tecnología me permite hacer películas de forma mucho más rápida, así que quiero creerme capaz de poder aprovecharlo. No quiero pasar una travesía en el desierto entre título y título. Y aquí es importante señalar una cosa: que una película sea distinta en presupuesto, no significa que lo sea en ambiciones. Quizás ‘Extraterrestre’ se un título de presupuesto cero, pero jamás será una película menor en mi carrera.
¿Te sigue costando lo mismo levantar un proyecto?
Siempre ha sido difícil levantar una película y siempre lo será. En España y en Hollywood. En EE.UU. por cada película que se realiza hay setenta que se quedan en desarrollo. Aunque odiaría ser catastrofista al respecto.
Si buscáramos un leitmotiv que defina tu obra sería ese atractivo cruce entre el cine fantástico y el costumbrismo hispánico.
Eso es, seguramente, porque mi escritor favorito sea Philip K. Dick, y él era un auténtico maestro en mezclar lo cósmico con lo mediocre. Los personajes de su obra son ruinas enfrentadas a dimensiones cósmicas. Y a mí eso siempre me sedujo. Algo que también ocurre con Adolfo Bioy Casares. A su manera, 'Extraterrestre' es un tributo a todos ellos. Yo no he inventado nada.
¿Cuál es tu opinión sobre la crítica?
No quiero ser cínico. Hace poco hice un “tuit” en el que decía que la película no le había gustado ni a Boyero ni a los Cahiers-España, así que algo habría hecho bien. Lo decía porque son medios tan opuestos que, mira, está bien encontrarse en medio de ellos. A mí me encantaría que la película gustase a todos pero también me divierte mucho haber sido capaz de hacer coincidir a ambos extremos de la crítica. Aunque estén en mi contra. Y hay un matiz: yo quiero que mis películas le gusten a la gente, pero no quiero que eso me condicione a la hora de hacerlas .Intentar gustar al mayor número de gente posible juega en contra de que la película sea memorable para alguien o, dicho de otra forma, la única manera de hacer que tu película sea memorable es que no puede agradar a todo el mundo por igual.
Extraterrestre
Alejandro G.Calvo
