Segundo día de Cannes y el sol sigue siendo un escándalo. De momento, poca gente (es decir: mucha, pero menos que otros años) y, quitando el brillante arranque con la tribu de almas lastimadas de Wes Anderson, de cine más bien poco o al palo y fuera. Hoy amanecimos para ver lo nuevo de Jacques Audiard, cineasta contradictorio aunque indudablemente talentoso y, en ocasiones, más que brillante. Sus dos últimas películas 'De latir mi corazón se ha parado (De battre, mon coeur s'est arrêté)' y 'Un profeta (Un prophète)' han resultado sendos éxitos dada su habilidad para estructurar violentos thrillers urbanos dotados de una escritura modernista, ciertamente impactante y con un punto trascendencia malickiana. De ahí que 'Rust and Bone (De rouille et d'os)', su nueva película, si bien no es un volantazo estilístico –persiste esa mezcla de mirada intimista e indagadora de los cuerpos retratados junto con la fiereza que le aporta el rodaje con cámara al hombro montado de forma abrupta, sincopada- sí implica un cambio genérico: un salto al melodrama de autor, mitad versión arty de 'Intocable (Intouchables)', mitad versión seria de 'Soul Surfer'. Puede sonar a coña marinera pero lo cierto es que ese es el argumento: el personaje al que da vida una bardemiana Marion Cotillard pierde las piernas en un accidente con una orca –trabaja en un parque acuático como entrenadora de las ídem- y su único aliciente para recuperarse es su incipiente amistad con un garrulo portero de discoteca cuya única verdad conocida es la que surge de sus puños golpeando rostros ajenos. Con dicha sinopsis como hoja de ruta lo cierto es que la película podría haber sido un horror considerable, de ahí que si se puede ver con cierta amenidad -lo que no quita que haya momentos sonrojantes- , incluso con un clímax final sorpresivo que funcionaría a la perfección como un cortometraje independiente, podríamos llegar a considerar que la película no es un total fracaso. Ahora, es de las que arrasa entre el público. Pero ya sabéis que los críticos somos gente muy rara y de poco fiar.
Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts, protagonistas de 'Rust and Bone (De rouille et d'os)'
De rouille et d'os
Saltamos del melodrama expeditivo y algo sinvergüenza al documental sensacionalista. Y es que cualquiera que viera ayer la película 'Roman Polanski: A Film Memoir' del cineasta Laurent Bouzereau (y gran amigo, como se ve en ella, del autor de 'La semilla del diablo (Rosemary's Baby)'), estará de acuerdo conmigo en que ésta sería algo así como lo que el programa "Corazón, corazón" haría si tuviera la oportunidad de entrevistar en exclusiva a Roman Polanski. El encuentro entre ambos amigos tuvo lugar durante el arresto domiciliario del cineasta cuando fue detenido en tierras Suizas por los cargos de violación de una menor ocurridos treinta años antes. De ahí que la charla entre estos dos colegas de trabajo sirva a Polanski tanto para defenderse de todos los ataques que ha recibido a lo largo de su vida como también para dar explicaciones de lo ajetreada de la misma. De ahí que de cine no se habla nada o casi nada, aquí lo que importa es el morbo de lo abrupto: su paso por los campos de concentración nazis, la muerte de su madre en una cámara de gas, el asesinato de la embarazada Sharon Tate, su relación con la iglesia satánica, la violación, su huída de Norteamérica, etcétera, etcétera, etcétera. Lamentablemente la película no sirve ni para saciar el apetito de los más morbosos, Polanski rehúye hablar de algunos temas, quedando como un mero vehículo que presenta al cineasta como víctima de los medios amarillistas cuando él es en realidad un ejemplar padre de familia. Una pena, porque sólo con que se pusieran a haber hablado en detalle de películas como 'Callejón sin salida (Cul-de-sac), 'La semilla del diablo (Rosemary's Baby)', 'El Quimérico inquilino (The Tenant) o 'Chinatown' , la obra hubiera resultado mucho más interesante. La película se presentó fuera de concurso en lo que el festival denomina como una Sesión Especial.
El actor Bruce Willis firmando autógrafos en la alfombra roja
Cerramos crónica hablando de otro título que compite por la Palma de Oro: 'After the battle (Baad el mawkeaa)' del realizador egipcio Yousry Nasrallah -el único que conocemos de dicho país junto al desaparecido Youssef Chahine. La película posee un valor sociopolítico indudable al ser un retrato de la revolución social existente en Egipto en 2011 que acabó tumbando al gobierno de Hosni Mubarak. El punto de partida también resulta atractivo: el como una periodista progre y acomodada que colabora con distintas ONG acaba entablando amistad con uno de los sicarios que Mubarak utilizaba para controlar a las masas. Es decir, ambos protagonistas son sumamente antipáticos, la primera por ser una revolucionaria de pantalla de plasma y MAC de mil doscientos euros y el segundo por ser un pobre hombre al que los poderosos usan del mismo modo que harían con el papel higiénico. El problema viene después, a lo largo y ancho de los pasadísimos ciento veinte minutos que dura la cinta. Y es que pese a que tiene un indudable dinamismo, en las antípodas del cine de autor de oriente medio de los ochenta y los noventa, plagado de personajes gritones y de acciones íntimamente violentas –en la onda de 'Nader y Simin, una separación (Jodaeiye Nader az Simin)'-, la película acaba por repetirse, cayendo en unos excesos narrativos que agotan en su palabrería, que tratan de funcionar por acumulación creando un desbarajuste dramático que acaba por mermar la paciencia del espectador y convirtiendo su visionado en un proceso harto engorroso.
+ Todas las crónicas de Cannes 2012 by Alejandro G. Calvo
Día 1: Wes Anderson abre Cannes con 'Moonrise Kingdom'
Día 2: Jacques Audiard y Marion Cotillard se ahogan con 'Rust and bone'
Día 3: Vuelve el mejor Michel Gondry con 'The we and the I'
Día 4: Conmoción en Cannes por el desnudo de Jessica Chastain en 'Lawless'
Día 5: Michael Haneke y su canto a la vida en 'Amour'
Día 6: Trío de ases: Abbas Kiarostami, Hong Sangsoo y Alain Resnais
Día 7: La reinvención del noir en tiempos de crisis por Andrew Dominik y Brad Pitt
Día 8: De la corrección de Walter Salles ('On the road') a la locura de Leos Carax ('Holy motors')
Música de fondo: Bruce Springsteen
Alejandro G.Calvo