Será una extraña coincidencia pero, desde luego, habría que remarcar que una de las lecturas más divertidas que se pueden sacar de esta última edición del Festival de Cannes es la de hacer madurar a los actores-ídolos teen a base de macarrismo y degeneración sexual. Tres ejemplos rápidos: (a) La masturbación a dos manos que Kristen Stewart realiza a sus coprotagonistas de 'On The Road' (aunque mucho más soft que la practicada a Robert De Niro y Gérard Depardieu en '1900 (Novecento)') (b) El momento en que en 'The Paperboy' Nicole Kidman orina encima de Zac Efron para sanarle de la cura de las picaduras de unas medusas y (c) La excitación sexual simulada por Robert Pattinson cuando, en 'Cosmopolis (Cosmopolis)' mientras habla con una asesora empapada en sudor, le practican un tacto rectal para cuantificar cómo de asimétrica tiene la próstata.
Robert Pattinson en la alfombra roja
Y es que 'Cosmopolis (Cosmopolis)' es cualquier cosa menos predecible. El cineasta David Cronenberg ha adaptado la ambiciosa obra de Don DeLillo respetando al máximo su metodismo ontológico, esa abstracción argumental que pretende definir el neocapitalismo caníbal del Siglo XXI. Para ello persigue la misma anécdota de partida: el viaje en limusina de un joven multibillonario hacia una peluquería sita en la otra punta de Manhattan. Un viaje a Ítaca que vendrá salpicado por un surtido de encuentros en el interior de la híper-tecnológica limusina-oficina y que deberá superar todo tipo de obstáculos, entre ellos, una manifestación de hombres-rata, esquivar la comitiva presidencial y sobrevivir a una latente amenaza para acabar con su vida. Cronenberg logra trasladar a la perfección el terrorista retrato que del capitalismo realiza la obra de DeLillo, zambuyéndose en un puñado de abstrusos diálogos entre el visionario bróker y sus asesores-guardaespaldas-esposa donde la forma pesa tanto como el contenido. Una marea de palabras que ayuda a configurar la pesadilla económica que define los tiempos que vivimos, acercando a Cronenberg a modernistas europeos como Pier Paolo Pasolini, Manoel de Oliveira o, incluso, un Eric Rohmer tamizado por el filtro del cyber-punk. Para ello el cineasta canadiense cuenta con la total complicidad de un entregado Robert Pattinson que, por lo que se ve, está más que dispuesto a romper con su imagen de icono teen que le ha conferido el masivo éxito de la saga 'Crepúsculo (Twilight)'. Un aplauso pues para la joven estrella puesto que, gracias a su implicación en el proyecto, es probable que 'Cosmopolis (Cosmopolis)'se convierta en la película más taquillera del autor de 'La mosca (The Fly)'. Ahora, la respuesta de las fans de Pattinson a la película va a ser todo un misterio (igual desatan una oleada de actos vandálicos, como el caso de los hombres-rata de la película).
Una foto de la alfombra roja de 'On The Road', hoy Pattinson y Stewart coincidirán en el pase de 'Cosmopolis'
Cambio de tercio y nos pasamos al cine ruso. Concretamente al realizado por el prestigioso documentalista Sergei Loznitsa, quién ya nos entregó una película cumbre hace dos años -en lo que significó su salto a la ficción- en este mismo festival: 'My Joy (Schastye moe)'. Si aquella era un hiperbólico retrato de la maldad existente en el ser humano a través de un violentísimo viaje en el tiempo y el espacio por la Historia de Rusia, ahora el cineasta decide tomar la vía clásica, haciendo que su 'In the fog (V Tumane)' se acerque al espíritu de grandes autores de Europa del Este de los setenta como Andrzej Wajda, Larisa Shepitko o, incluso, Théo Angelopoulos. La película adapta la novela homónima de Vasili Bykov, que cuenta la historia del encuentro entre tres hombres -dos de ellos quieren "ajusticiar" al tercero- utilizando el flash-back como principal recurso narrativo para que sepamos cómo y por qué se ha llegado dicha drástica situación. De tempo lento y profunda carga dramática –los rusos no es que se hayan hecho populares por sus disparatadas comedias… a no ser qué pensemos en el Woody Allen de 'La Última noche de Boris Grushenko (Love and Death)'-, lo cierto es que la película de Loznitsa se acerca peligrosamente a ese gran cine de autor clásico europeo sinónimo de lo plomizo y lo extremadamente serio, acercándose más a Mikhalkov que a Balabanov (que sería el principal referente de 'My Joy (Schastye moe)', que era mucho más divertida). Aún así la película, claro, resulta incontestable: un poderoso y amargo relato de la Rusia invadida por la legión nazi donde vuelve a aflorar lo peor existente en las personas. De hecho, aunque sólo contáramos con el primer y el último plano de la cinta, esta película ya debería ser de obligada visión para todo el mundo. Vuelve a Tolstoi y hazte cultureta.
In the fog
Vamos a la sección Un certain regard, cuya salud a finales de festival se podría calificar, como mínimo de preocupante (nada bueno auguraba que la película inaugural fuera la china 'Mystery' del cansino Lou Ye). Muy pocas sorpresas -'The Student' de Darezhan Omirbayev y un poco 'Antiviral' de Cronenberg Jr- y un gran número de películas anodinas y/o decepciones. A este carro hay que apuntar, con gran dolor, al hasta ahora más que resolutivo director argentino Pablo Trapero y su irregular nueva película 'Elefante Blanco'. Protagonizada por Ricardo Darin y Jérémie Renier, la película narra la lucha por la supervivencia de un hospital público en continua construcción, que cuenta como único punto de apoyo con un pequeño grupo religioso que pretende usar el edificio, además de cómo centro médico, como un hogar donde rescatar a los jóvenes más marginales del barrio antes de que se vean atrapados por la fuerte violencia que existe entre las distintas bandas mafiosas de la zona. Si en películas anteriores como 'Leonera' o 'Carancho', Trapero se servía del cine de género -carcelario, thriller- para realizar potentes retratos veristas de determinados corpúsculos sociales –mujeres en prisión, enfermeras de noche-, es en 'Elefante Blanco' donde por primera vez el discurso sociopolítico acaba comiéndose a la trama más genérica. Esa incompatibilidad acercaría su obra hacia un cine más estrictamente combativo -como el de Ken Loach, por tirar de recurso fácil- y también más desequilibrado. Con todo la película posee un puñado de grandes momentos, cien por cien Trapero, así como un elegante surtido de riesgos formales que llegan a conseguir otorgar una intensidad tremendamente visceral a la historia -por ejemplo: toda la secuencia del traslado del cadáver-. Y es que aunque sea una película imperfecta desde luego sigue resultando interesante.
Música de fondo: Drake
Alejandro G.Calvo
+ Todas las crónicas de Cannes 2012 by Alejandro G. Calvo
Día 1: Wes Anderson abre Cannes con 'Moonrise Kingdom'
Día 2: Jacques Audiard y Marion Cotillard se ahogan con 'Rust and bone'
Día 3: Vuelve el mejor Michel Gondry con 'The we and the I'
Día 4: Conmoción en Cannes por el desnudo de Jessica Chastain en 'Lawless'
Día 5: Michael Haneke y su canto a la vida en 'Amour'
Día 6: Trío de ases: Abbas Kiarostami, Hong Sangsoo y Alain Resnais
Día 7: La reinvención del noir en tiempos de crisis por Andrew Dominik y Brad Pitt
Día 8: De la corrección de Walter Salles ('On the road') a la locura de Leos Carax ('Holy motors')
Día 9: La pedrea de la Sección Oficial: Carlos Reygadas y Lee Daniels
Día 10: David Cronenberg y Robert Pattinson crean una pesadilla tecnocapitalista en 'Cosmópolis'