Ahora que la precuela de El Señor de los Anillos, El Hobbit: Un viaje inesperado, está en camino nos sorprende descubrir algunos detalles sobre el primer viaje a la Tierra Media del director Peter Jackson. Cuando Warner Bros preparaba el camino para la adaptación de la popular obra de Tolkien, ya había tomado dos decisiones arriesgadas: rodar las tres entregas a la vez y contratar al semidesconocido realizador neozelandés como responsable.
La productora quería un rostro conocido para liderar al reparto. Por eso tanteó al británico Sean Connery para interpretar el papel de uno de los protagonistas: Gandalf. La mareante oferta incluía un cheque por valor de diez millones de dólares y el 15% de la recaudación en taquilla. Tras leer los guiones y la propia obra de Tolkien, el actor decidió rechazar la proposición debido a que "no entendía nada".
Como casi todos ya sabemos, el estudio finalmente se hizo con los servicios de otro intérprete británico: Ian McKellen, por una cifra mucho más modesta. La trilogía de El Señor de los Anillos recaudó casi tres mil millones en taquilla, por lo que Connery se habría embolsado una cifra cercana a los 450 millones de dólares.
Habrá que esperar al estreno de la primera entrega de esta nueva trilogía y sus dos continuaciones (The Hobbit: The Desolation of Smaug y El Hobbit: partida y regreso) para ver si los resultados en taquilla son similares.
El Hobbit: un viaje inesperado
Tomás Andrés