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    Entrevista con Sylvain George, director de 'Les éclats'

    El director francés participó con su película 'Les éclats (Ma gueule, ma révolte, mon nom)' en la sección oficial del Festival 4+1.

    Sylvain George realiza su primer trabajo cinematográfico a la edad de 38 años. Su primera película, L’impossible – pages arrachées, se presentó en el FID Marseille, en el que también presentaría una primera versión de Qu’ils reposent en révolte (des figures de guerre I), cuyo montaje final se alzó con el Premio Fipresci en el BAFICI de Buenos Aires. Con Les éclats (Ma gueule, ma révolte, mon nom) continúa la temática de la migración y los movimientos sociales, presentándose en el Festival 4+1 como candidata a ganar el Premio del Público.

    ¿Diría que hace cine político?

    Depende de lo que entendamos por política o por cine político. Yo, en primer lugar, hago cine. Intento trabajar sobre cuestiones políticas en sentido amplio, es decir, sobre las relaciones entre los individuos de las ciudades mediante una ordenación de las políticas públicas. En ese sentido si hago cine político, en la medida que trabajo sobre estas cuestiones.

    ¿Le molesta el apelativo “cineasta experimental”?

    Para nada, no me molesta en absoluto. Al contrario, me encanta el cine experimental, de hecho me siento influenciado por este. Me encanta la vanguardia de principio de siglo y el cine urbano. Me interesa muchísimo la innovación con cierta búsqueda en nuevas formas cinematográficas y por otro lado adoptar posiciones y abordar temas tabúes no tratados por el cine convencional. Cuando hay, a la vez, esta búsqueda de la forma a través de la estética y del fondo mediante el compromiso encuentro lo que me corresponde.

    ¿Qué buscaba en la repetición de primeros planos de los objetos, residuos, restos?

    Calais es una ciudad de tránsito, una ciudad que desde hace diez años registra el ir y venir de inmigrantes. Me parecía muy importante mostrar los rastros, las huellas del paso que dejan estos inmigrantes. Por otra parte, sirve de estructura al largometraje, es decir, cómo desde un microcosmos, como la ropa o los objetos, podemos llegar a un macrocosmos como la política. La dialéctica y la disyuntiva entre lo lejano, lo pequeño, lo grande... me permitieron jugar con el espacio y el paso del tiempo.

    El fragmento del film en el cual los personajes están “divirtiéndose” (bañándose en el canal, jugando al billar, cantando, fumando etc.) ¿No piensa que puede provocar cierto desconcierto en el espectador?

    La idea de la película es describir las políticas migratorias, las consecuencias que estas tienen en las personas y las estrategias de supervivencia y de resistencia que desarrollan. Pero no busca en absoluto mostrar la miseria o presentarlos como víctimas. Los personajes son seres humanos que ríen, lloran, se deprimen como nosotros... no busco obligar al espectador a plantearse su posición respecto a la inmigración, simplemente describo la realidad.

    Hablando de las políticas de inmigración, ¿qué predicción ve en la contradicción del aumento en la inmigración y el auge del nacionalismo extremo?

    No creo que aumente la inmigración. Sólo son datos que la derecha infla a propósito para incrementar la política del miedo. Es interesante porque a la vez que triunfa el liberalismo y aumenta la xenofobia de estado. El liberalismo se inventa elementos desestabilizadores como la inmigración, es un chivo expiatorio.

    La realidad es que hay un doble discurso. Oficialmente se señala la amenaza de la inmigración y por otra parte se fomenta la inmigración, pues hay sectores enteros de la economía europea que funcionan con mano de obra barata.

    Desde la visión que tiene la opinión pública de la inmigración ¿ve, en un futuro cercano, una retracción cultural y social de los paises?

    No creo,  porque la inmigración es algo propio de los seres vivos. Sólo que ha sido utilizada con fines ideológicos. Aquella teoría del cierre de las fronteras forma parte del discurso de distracción que comentaba anteriormente. Por ejemplo, en el caso de Grecia vemos un país que ha sido humillado por la Unión Europea. Es un país con muchos problemas: un Estado corrupto, una Iglesia muy rica que no paga impuestos y la población se ve muy excluida de la política europea. Esto último fomenta el surgimiento de movimientos nacionalistas en contra de los inmigrantes.

    ¿Piensa que podría pasar esto en España?

    No hay ningún motivo para que no ocurra lo mismo en España. Siempre a lo largo de la historia se ha buscado un chivo expiatorio. En una sociedad en crisis se busca una excusa para fortificar y cohesionar a la comunidad. Yo creo, que en un futuro, se va a desarrollar cierta intolerancia hacia los inmigrantes, por la misma razón que se está desarrollando en Grecia.

    Andrés Orrego

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