Eduardo Noriega interpreta a Gabriel Cortez, uno de los capos más poderosos del narcotráfico de los Estados Unidos, en El último desafío: un filme de acción de Kim Jee-woon que se estrena este viernes 1 de febrero. En la película, Noriega tendrá que vérselas con Arnold Schwarzenegger que interpreta al veterano sheriff Owens.
¿Cómo ha sido la relación con Arnold Schwarzenegger?
Arnold Schwarzenegger es un tipo muy cercano, con mucho sentido del humor, además es muy inteligente. En la película se ríe de él mismo, es casi una autoparodia del héroe de acción. Se nota que viene del entorno público y de la clase política porque es encantador, es amable, es siempre muy simpático y no entra en ningún tema controvertido ni espinoso. En el tú a tú te impresiona, el primer día te impacta porque yo he visto películas de él desde que era niño y de repente tenerlo delante… Pero él se encarga de acortar distancias, y ni siquiera en las escenas de pelea y acción; que si hay alguien sabe de peleas y de tiros es él, en ningún momento me dijo cómo lo tenía que hacer. Trabaja de tú a tú como un actor más y eso se lo agradezco muchísimo porque ha sido muy generoso. Yo creo que él tenía muchas ganas de volver.
Hay cosas tan increíbles, que incluso son difíciles de soñar ¿Alguna vez habías soñado que te pelearías con Arnold Schwarzenegger?
Efectivamente, yo nunca me lo pude imaginar ni soñarlo porque es imposible. Hasta cuando soñamos despiertos, soñamos dentro de posibilidades y yo nunca me había planteado que iba a hacer una película de acción y menos que fuera el antagonista de Schwarzenegger. De pequeño he visto películas suyas y realmente, no me creí que me ofrecieran el papel, yo decía…¿estáis seguros? ¿me están ofreciendo este papel a mí? ¿Me voy a pegar con el Terminator?. Tardé mucho tiempo en creérmelo, de hecho hasta que no vi la película no me lo creí. ¡Estoy en una película con Schwarzenegger!. Tardé mucho en creérmelo.
¿Cómo te has preparado para el personaje, te has inspirado en algún villano?
Pese a que es un villano clásico y estereotipado, he intentado humanizarlo lo más que he podido. No intentar que alguien se identifique con él porque eso es imposible, pero sí hacerlo atractivo. Los malos te permiten ir un poco más allá, te permiten jugar. El antagonista representa lo que no somos y por tanto, lo que nos gustaría ser. Yo creo que se produce una relación con el espectador de amor-odio interesante con los malvados. Hice lo que pude con las herramientas que me dieron y estoy muy contento con el trabajo que hice con Kim Jee-woon.
Se te ha visto muy cómodo tanto en las escenas de lucha como en las de velocidad con tu corvette ZR1 ¿Con cuáles has disfrutado más y por qué?.
Rodar la escena de la pelea con Arnold es un gustazo, a tortas con el governator, en su vuelta al cine de acción. Mano a mano y a puñetazo limpio, eso solo lo puedo decir yo. Pero rodar en el coche también es espectacular, y también hacerlo al modo americano. En algunos planos conducía yo y en otros conducía un tipo en el techo del coche con pedales y con volante. El coche esta trucado de tal manera que tú tienes el volante pero tus pedales no funcionan. Yo iba frenando todo el tiempo, pero el pedal no funcionaba, los pedales los tenía él. En la primera toma puse un careto de miedo total. Me decían que no me preocupase, pero yo veía el muro y no sabía si él iba a girar. Es espectacular como ruedan y es un gustazo poder hacer una película de acción con esos medios. Pero yo me quedo con la escena de persecución en el maizal con los dos coches, me parece un acierto, no se veía absolutamente nada porque el maíz golpeaba en el parabrisas y por un walkie talkie me iban indicando. Todo lo lúdico que tiene esta profesión lo he podido desarrollar con este personaje.
Hay escenas divertidas en la película. ¿Crees que es bueno darle un toque de humor al cine de acción?.
El director ya había hecho esto en Corea, en películas bastante marcianas como El bueno, el feo y el malo, que es un filme de acción extremo pero al mismo tiempo con dosis de comedia absurda y ridícula. Sin llegar a esos niveles, creo que El último desafío está mezclada bastante bien, de hecho el prólogo ya es una secuencia de comedia: se ve a un el policía comiéndose un donuts. Ya has preparado al público y le has dicho: vas a ver una comedia, y luego no es una comedia como tal. Cuando rodábamos yo decía: "¿qué es todo esto? Es una marcianada". Yo veía rodar una secuencia dramática y una comedia inmediatamente después y no sabía cómo lo íbamos a pegar luego. Este es uno de los talentos de este realizador: su capacidad de mezclar géneros. A mí personalmente me entra mucho mejor acción con comedia.
¿Te gustaría que este último desafío con Arnold en realidad no fuese el último y estuviese acompañado de otro, como por ejemplo en 'Los mercenarios 3'?
Eso habría que preguntárselo a Schwarzenegger, pero me parece que no doy la talla. Yo soy un perfil más delgaducho. La primera pregunta que le hice al director fue cómo me ponía a pegarme con Arnold, con lo grande que es. No es solo Arnold, es Terminator y la pelea terminará rápido. Pero me dijo que yo tenía habilidad con las artes marciales y que conseguiría inmovilizarle. No sé si para Los Mercenarios doy el pego físicamente. El primer día que conocí a Arnold, fue en una comida en el rodaje y él contaba muchas anécdotas de Los Mercenarios. Él acababa de venir de viaje y hablaba de Chuck Norris, Bruce Willis, Stalone, Van Damme y las cosas que contaba eran hilarantes. Yo le dije a Arnold que había que hacer una película de eso, que Los Mercenarios no me interesaban, solo me interesaba la película que él estaba contando; era muy divertido.
¿En Hollywood se aceptan papeles que en España no se aceptarían?
En casa somos a veces exigentes a con los papeles que nos llegan. Queremos hacer cosas buenas y, sin embargo, en el extranjero hacemos cosas que nunca haríamos aquí. Pero también es cierto que la industria de Hollywood es tan poderosa, que su capacidad de distribución y exhibición es mundial puede ser un escaparate interesante. Es el único motivo por el que aceptas hacer un tipo de papeles que en casa a lo mejor rechazarías. No es el caso en esta ocasión: para mí enfrentarme como malvado a Schwarzenegger en su vuelta a la acción es un reto como actor. Supone un gran desafío, y más para un intérprete español porque no tenemos cine de acción de este tipo aquí.
¿Por qué crees que los españoles suelen interpretar papeles de villanos en Hollywood?
Dentro de su cultura y de su industria de entretenimiento, es muy comprensible que el villano sea extranjero. Además el acento les parece exótico. Se entiende que el malo es el que viene de fuera, y el héroe (aunque sea austríaco en este caso) es el americano: el sheriff. Por eso creo que es tradicional en Hollywood que el malo sea de otro país. Es cierto que el hispano ha pasado de 'latin lover' a criminal, pero no deja de ser un estereotipo. El chicano, el latino y el negro están ya más introducidos en la sociedad, pero en el cine aún quedan unos años para que eso suceda y el chicano tenga un protagonista y no haga de narcotraficante estereotipado.
Después de haberte visto en Homicidios y trabajar con Schwarzenegger, ¿cuál va a ser el último desafío de tu carrera?
El último desafío es no tener un último desafío. Cada película para mí es un reto y cada proyecto siempre lo afronto como algo difícil, como un salto complicado. No puede haber un buen producto artístico o creativo si piensas que lo vas a hacer bien, porque así nunca vas a obtener un buen resultado. La duda y el temor son parte de la creación y son parte del desarrollo como ser humano y como actor en ese caso. Siempre siento que hay un reto más difícil todavía. He rodado esta cinta, pero también he trabajado este año en Presentimientos. Es un filme inspirado en una novela de Clara Sánchez, del que me he hecho cargo también del guión junto a el director del mismo: Santi Tabernero. Era mi primera experiencia como guionista. Tengo la sensación de que siempre hay una dificultad, siempre hay un reto nuevo para mí en cada proyecto y espero que siga siendo así siempre. Creo que esto también ayuda a mantener tu entusiasmo y la capacidad para reinventarte, para ver siempre este trabajo como una cosa nueva.
El último desafío
Silvia Rodríguez Marques