Primero de todo, listemos los premios: La vida de Pi (Life of Pi) (4), Argo y Los miserables (3), Lincoln, Django desencadenado (Django Unchained) y Skyfall (2) y Amor, La noche más oscura, Anna Karenina y El lado bueno de las cosas (1). Es decir, que fue una gala de lo más reñida y aunque no hubo espacio para grandes sorpresas -la más llamativa: Ang Lee ganando a Mejor Director... sin olvidar que Ben Affleck no estaba nominado-, sí se mantuvo la tensión hasta el último momento. Argo con solo tres Oscar (también ganó a Guión Adaptado y Montaje) gana en un año donde había una rivalidad muy fuerte en las películas seleccionadas, prácticamente todas de gran calidad, dejando como perdedoras de la noche a Lincoln -ganó a Mejor Actor Daniel Day Lewis por su magnífica interpretación del presidente republicano y también obtuvo el Oscar al Mejor Diseño de Producción-, a El lado bueno de las cosas -su recompensa fue para la memorable interpretación de Jennifer Lawrence- y La noche más oscura, a quién la polémica que lleva arrastrando desde hace meses parece haberle hecho un flaco favor -sólo obtuvo el premio al Mejor Montaje de Sonido, ex aequo con Skyfall.
Fue una gala, como es habitual, muy elegante y sobria, con un presentador dinámico a quién le rieron sus chistes sobre tetas -hubo un tronchante flash-forward donde Seth McFarlane iba nombrando todas las actrices que habían mostrado los pechos en la pantalla- y judíos (tema tabú en Hollywood), sin que la sangre llegara a mayores. Aunque si algo marcó el devenir de la gala fueron sus continuos momentos musicales. Los hubo a discreción: el de la celebración de los 50 años de James Bond -se sustituyó la presencia de todos los actores que han interpretado al personaje con un video conmemorativo y la interpretación en directo de la veterana Shirley Bassey cantando “Goldfinger”-, el de los musicales “más relevantes” de los últimos años -un mal chiste: Chicago, Dreamgirls y Los miserables-, las actuaciones de Adele, Barbra Streisand y Norah Jones, sin olvidarnos de las tímidas coreografías para engrasar los chistes ácidos de McFarlane y compañía (bailaron Channing Tatum, Charlize Theron, Daniel Radclife y Joseph Gordon Levitt).
Hubo también momentos para la perplejidad, como el discurso del Presidente de la Academia que aprovechó para homenajear “al museo de la Academia” (sic), el ver como el botox y los insertos capilares han hecho trágica mella en el físico de estrellas como Renée Zellweger y John Travolta, ver como Jean Dujardin se lía con el inglés al presentar el Oscar a Mejor Actriz y, por encima de todo, el momento en que Jack Nicholson contactó en directo con la Primera Dama Michelle Obama para que presentara las candidaturas a Mejor Película -¿alguien se imagina a Javier Bardem contactando con la mujer de Mariano Rajoy para hacer lo mismo en la ceremonia de los Goya?-.
En los premios “de reparto” hubo momentos dignos de emoción, ya fueran sobrecargados por la seriedad de Michael Haneke recogiendo su Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa con Amor o por la tensión liberada de Anne Hathaway recogiendo el de Mejor Actriz de Reparto por Los miserables. Los nervios quedaron entonces para un sumamente emocionado Christoph Waltz al recoger su Oscar a Mejor Actor de Reparto por Django desencadenado y el de los responsables de Searching For Sugar Man, merecedísimo Oscar al Mejor Documental de 2012. Fue una fiesta, claro. Y nosotros la disfrutamos.
Alejandro G.Calvo