El pasado lunes Jane Got a Gun, el western protagonizado por la oscarizada Natalie Portman pasó por una fase crítica, cuando la entonces directora Lynne Ramsay no se presentó el primer día de rodaje dejando la producción de Scott Steindorff abandonada a su suerte. Pero este no es el primer obstáculo (ni el último, parece ser) por el que ha tenido que pasar el largometraje.
La desastrosa historia de esta pre-producción empezó cuando Michael Fassbender, encargado de interpretar el papel protagonista, abandonó el proyecto alegando una incompatibilidad de fechas debido a que el rodaje de X-Men: Días del futuro pasado iba a alargarse más de lo previsto. En sustitución del protagonista de Shame, el actor británico Jude Law se alistó al filme dirigido por la prestigiosa Lynne Ramsay. El proyecto iba bien encaminado y el rodaje iba a empezar el pasado lunes hasta que Ramsay volvió a dar un vuelco a la estabilidad de la producción. Tras el desplante hecho por la directora, el productor Scott Steindorff declaraba encontrarse "sorprendido y decepcionado de que alguien fuera capaz de hacerle esto a 150 personas que han dedicado mucho tiempo y energía".
La historia no acaba aquí. Pese a que Steindorff acaba de fichar al estadounidense Gavin O'Connor (Warrior) para que se encargue de llevar a cabo el particular western, tendrá que encontrar un nuevo candidato al papel de villano, puesto que hay que sumar el abandono de Jude Law (a quien podemos ver en las salas españolas con Anna Karenina) a la espantada de la directora. Y es que, según informa Deadline, el actor únicamente aceptó el proyecto para trabajar con Lynne Ramsay, y ahora que la directora se ha marchado, Law ha dejado de interesarse por el proyecto.
Jane Got a Gun narra la historia de la mujer de un forajido que tendrá que pedir ayuda a su ex-amante para proteger su granja, además de su propia vida y la de su marido acribillado, del ataque inminente de la banda a la que pertenecía su esposo malherido. Su estreno no está previsto hasta bien entrado el 2014.
Andrés Orrego