¿Cuál es el origen de 7 Cajas?
Juan Carlos Maneglia: Tana y yo trabajamos juntos desde hace 23 años. Amamos la ficción, y en el 91 nos tocó hacer un trabajo de investigación periodística que consistió en pasar una noche en el Mercado 4 de Asunción, capital paraguaya. Al amanecer le dije a Tana: "este mercado es fascinante para hacer una película". Entonces, retomo esa idea en el 2004, cuando empiezo a visitar el mercado y me encuentro con que el personaje más emblemático es el carretillero que transporta cajas. Esta idea toma una dirección distinta cuando Tana lee el guión y hace sus aportaciones, y es cuando empezamos a buscar financiación.
¿Qué hay de fascinante en ese mercado?
J.C.: Que es un microcosmos impresionante. Vos te vas a las tres de la mañana y ves que sobreviven personajes que son increíbles, que son únicos, irrepetibles. Ese espacio tiene una magia muy particular y muy paraguaya. Es una idiosincrasia intercultural donde hay coreanos, árabes, paraguayos... como que sobreviven a la vez el más pobre y el más rico que tiene el último 4x4. Es una mezcla muy rica.
Algunos personajes tienen incluso matices caricaturescos. ¿Están sacados de la realidad o más bien de la ficción?
Tana Schémbori: En el mercado hay toda esa mezcla, incluso de personajes como el de Nico, el del anteojo, que sí que es un poco caricaturesco. Quisimos mezclar un poco en homenaje a lo que vimos y porque en Paraguay tenemos un humor muy especial. Uno espera que los malos tengan la cosa cliché del malo, la mirada, que se vistan de una manera distinta. Y por eso también un poco la caricatura de alguno de los personajes. Pero nuestros malos son un poco tontos, dejados. Puede ser tu vecino que te invita a un asado y te dice "buena onda" pero que, de repente, te acuchilla por la espalda. Es un poco kachiãi, palabra paraguaya que significa que hace las cosas así nada más.
¿Hay algo de crítica social en 7 Cajas?
J.C.: La idea de la película transcurre en 2005 porque es el año que en Paraguay empezaron a salir los celulares con cámara. El protagonista, Víctor, es un adolescente que crece al lado de un puesto donde se venden películas pirata. Nace con el sueño de salir al menos una vez por televisión. Él no sabe lo que significa, y ese sueño se hace realidad cuando su hermana lo graba. Es la primera vez que se ve grabado y eso para él tiene una magia increíble, y se quiere comprar ese celular. Es entonces cuando le ofrecen transportar siete cajas a cambio de una suma importante de dinero que le permitirá comprárselo. Este es el origen de la película. Y sí, en Paraguay vivimos con la tecnología de punta y, al mismo tiempo, con muchas necesidades. Hay una contradicción, y la juventud sobrevive o vive de esa manera.
La película transcurre prácticamente de noche y, sin embargo, llama la atención que los fotogramas tengan tantísima luz.
J.C.: Grabamos en marzo-abril de 2010. En Paraguay no contamos con cámaras muy profesionales. La grabamos con una cámara de fotos, una Canon 1D. El director de fotografía, Richard Careaga, también trabaja como nosotros; tiene una empresa de publicidad. Fuimos probando todas las cámaras a las que teníamos acceso, que graban a menos de 2k, y al fin encontramos ésta. La compramos justito. Y aprovechamos la alta sensibilidad de la máquina para aprovechar la luz que había en el lugar. Aunque hay puntos que reforzamos –como el incendio-, el 80 por ciento de 7 Cajas está rodado con la luz del lugar. El Mercado 4 tiene esa magia, con los gatos, los ratones...
7 cajas ha sido la película más taquillera de la historia de Paraguay. ¿Podría decirse que abre un nuevo camino para una nueva manera de hacer cine en el país?
T.S.: Yo creo que sí que abre, ojalá. Somos países que no tenemos fondos, que no tenemos una ley de cine... pero todavía falta mucho por recorrer. Entramos ahora a Ibermedia, pero no hay una conciencia a nivel de Estado. Porque hay tantas necesidades en Paraguay que la cultura y el cine no es una cosa que el Estado diga "Uh, qué bueno". Después de 7 cajas esa conciencia se está haciendo igual más proactiva.
¿Es cine comercial?
T.S.: Yo no sé si hablar de cine comercial, porque a veces esta palabra como que tiene connotaciones negativas, aunque para nosotros no. A nosotros nos encanta hacer cine para la gente; yo lo llamaría un cine taquillero. A Paraguay le importa y le conviene tener un cine taquillero. Si vos no lleva gente al cine, entonces no va a generar entradas ni negocio. Porque el cine es cultura pero también un negocio; son las dos cosas.
¿Cómo fue ganar el Premio Cine en Construcción en el Festival de San Sebastián 2011?
J.C.: 7 Cajas es también un homenaje a ese cine que vimos en nuestra adolescencia. A ese cine de Hollywood pero hecho a los paraguayos. En vez de coches de lujo son carretillas, en vez de malos cliché son malos tontos. Esa idiosincrasia tan paraguaya... buscábamos que 7 Cajas tuviera eso. Y parece que funcionó porque sentimos que es donde más se identifica la gente. Como dice una frase "habla de una aldea y será universal". Es un cine para paraguay y, por tanto, fue maravilloso todo ese milagro que ocurrió en San Sebastián. Que la película ganara el premio Cine y Construcción, que nos permitieran ponerla en Madrid y Barcelona, fue un milagro maravilloso. Nos permitió terminar la película como quisimos y también abrirnos a una ventana internacional impresionante. Nunca esperamos que ocurriera así.
Precisamente la película está hablada en un idioma extraño, muy poco conocido, pero incluso así ha conseguido triunfar fuera de vuestras fronteras.
Tana: Sí, a nosotros también nos sorprendió. Está rodada en yopará, que es la mezcla entre el guaraní y el castellano. Cuando fuimos al Festival Internacional de Toronto, la gente se reía de las mismas cosas con las que la gente se reía en Paraguay, reaccionaba de la misma manera. Y pensamos, "bueno, si la gente reacciona es que esto va a funcionar". La gente joven, la gente mayor... dijimos, "va a funcionar aún con subtítulos".
Y funcionó.
Susana F. Serrán