Alfredo Landa, leyenda de la interpretación española y uno de los actores más populares de nuestro cine, acaba de fallecer a los 80 años de edad. El intérprete, que llevaba retirado de la profesión desde 2007, había visto mermar su estado de salud desde que en 2009 sufriera un ictus cerebral. Un año antes, había recibido el Premio Goya de honor por su carrera, el premio de la Unión de Actores, el Príncipe de Viana de la Cultura 2008, entre muchos otros reconocimientos por una trayectoria que incluye un buen número de las películas más destacadas del cine español: desde Atraco a las tres, a Los santos inocentes, La vaquilla, El bosque animado, o La marrana. Más allá de su indudable porte interpretativo, el público español siempre le recordará por el Landismo, nombre con el que se denominó al género de películas que protagonizó durante el desarrollismo español (años 60 y 70), en el que encarnaba al arquetipo de macho español medio.
Nacido en Pamplona el 3 de marzo de 1933, Alfredo Landa comenzó su carrera profesional en el teatro, donde debutó con la obra La felicidad no lleva impuesto de lujo. Había abandonado los estudios de derecho para dedicarse a la interpretación y pronto encontró trabajo en ese medio y como actor de doblaje. Su debut en el cine vino en 1962 de la mano de José María Forqué como secundario en la película Atraco a las tres; debut del que guardaba impresiones encontradas. Es conocida la anécdota que contaba sobre cómo Forqué le citó en la Casa de Campo de Madrid y le dijo: "siéntate y pon cara de susto y después vete a casa". Esta experiencia no le amendrantó y Landa seguió con insistencia en la profesión, trabajando con Luis García Berlanga en El verdugo (1963), o con Fernando Fernán-Gómez en Ninette y un señor de Murcia (1965).
Fue con la llegada del desarrollismo español cuando Landa se hace un hueco en el cine patrio. Protagonista de comedias ligeras que explotaban la creciente industria del turismo español, el intérprete logró hacer propio el género de tal modo que a ese tipo de cine se le denominó Landismo. Bajo las órdenes de cineastas como Pedro Lazaga, Fernando Merino, Manuel Summer o José Luis Sánez de Heredia, Landa trabajó en varias decenas de películas, entre las que destacan Amor a la española (1967), Pero..., ¿en qué país vivimos? (1967), Novios 68 (1967), ¿Por qué te engaña tu marido? (1969), No desearás al vecino del quinto (1970), Cateto a babor (1970), Vente a Alemania, Pepe (1971), Vente a ligar al oeste (1972), Manolo, la nuit (1973)... Tras la etapa del Landismo, encadenó el destape español, propio de los años de la Transición, actuando en películas como Los pecados de una chica decente (1975), Cuando el cuerno suena (1976), Historia de "S" (1978), Polvos mágicos (1979), o Préstame a tu mujer (1981).
Tras 15 años dedicado a la comedia, Landa dio un giro de 180 grados a su carrera para protagonizar películas de hechuras dramáticas con las que se ganaría, por fin, el beneplácito de la crítica cinematográfica. El puente (1976), de Juan Antonio Bardem, sería su primera incursión en ese género, al que le seguirían obras tan importantes en nuestro cine como Los santos inocentes (1984), La vaquilla (1985), Tata mía (1986), El bosque animado (1987), por el que ganaría su primer Goya, El río que nos lleva (1989), Marcelino, pan y vino (1991), La marrana (1992), película que le proporcionaría su segundo Goya, El oro de Moscú (2003) o Luz de domingo (2007), su último trabajo.
Retirada con todos los honores
Su retirada llegó en 2007 después de ese largometraje con José Luis Garci y tras recibir el Goya de honor en reconocimiento a toda su carrera. Landa, según contaba, vivió un rodaje bastante turbulento con Garci, y se enfadó con el director poco antes de recibir el Goya de Honor, hasta tal punto que Garci se negó a entregarle el galardón.
No obstante, ello no fue óbice para que Landa no viviera uno de los momentos más impactantes de su carrera, tal y como recuerdan desde Europa Press: "Me levanté. En la pantalla empezó a desfilar toda mi vida, todas mis películas. Salieron a recibirme Pepe Sacristán y Miguel Ángel Rellán, aplaudiendo. Al darme la vuelta vi a 3.000 personas puestas en pie, aplaudiendo también. Y perdí el control de mis nervios. Lo que me pasó allí arriba no me había pasado jamás, no me venían las palabras."
Además de los tres Premios Goya, a lo largo de su carrera recibió otros galardones, entre ellos el Príncipe de Viana de la Cultura 2008 y cuatro menciones al Mejor Actor del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC).
Paula Arantzazu Ruiz