Imagen de Magic Magic
Nacido en Santiago de Chile, el realizador Sebastián Silva nos trae al Festival de Sitges 2013 su cuarta película tras las cámaras, la inclasificable Magic Magic. La cinta, que ya pasó por el Festival de Cannes en su día, se ha convertido en una de las favoritas para ser premiada en el certámen catalán. A caballo entre el drama, el thriller y la "teen movie", esta producción nos narra la historia de Alicia (interpretada por Juno Temple), una joven que viaja a Chile al encuentro de su prima Sara (a la que da vida Emily Browning). Todo se torcerá cuando esta última tenga que ausentarse unos días por un misterioso motivo, dejando a su familiar en compañía de sus amigos. Los problemas de sociabilidad de la protagonista, la sensación de aislamiento y la paranoia frente a la extraña actitud de sus compañeros de viaje, serán los detonantes de la locura y el deterioro físico de la joven que cree verse envuelta en una espiral de la que no se puede salir. La guinda al pastel de esta malsana producción la añade un Michael Cera en plena forma, que se pone en la piel de un amanerado estudiante americano con actitudes desconcertantes. Cabe resaltar como curiosidad que el actor repitió a las órdenes del director en la alucinógena Crystal Fairy, mientras Magic Magic encontraba financiación.
Magic Magic
Este año hemos tenido doble ración del realizador Johnnie To, primero con la alocada e insustancial comedia Blind Detective (que ya comentamos tras su proyección, de nuevo, en el Festival de Cannes), y después con el apabullante y seco thriller policíaco Drug War, que nos muestra la faceta más habitual del realizador oriental. El filme nos presenta a dos personajes antagónicos: un capitán de la división antinarcóticos de Hong Kong y un gran traficante de drogas sintéticas. Ambos se verán abocados a trabajar juntos cuando el laboratorio clandestino del "dealer" salte por los aires dejando al descubierto su identidad, por lo que deberá ayudar a las autoridades para rebajar la condena. La cinta es un tour de force del responsable de grandes cintas del género como Life without principle o Election, que va in crescendo hasta desembocar en un potente y adrenalítico clímax en el que la sangre corre a borbotones. Una explosión final que arrancó la ovación del público desplazado hasta la sala Retiro, y con razón.
Y cerramos la crónica con Love Eternal, que pudimos ver dentro de la sección Noves Visions (Ficció), el retorno al cine del realizador Brendan Muldowney tras cinco años de silencio desde su última película: el dramático thriller Savage. El director cambia de registro en esta ocasión para presentarnos una atípica comedia romántica protagonizada por un entrañable sociópata enamorado en secreto de una bella mujer de su ciudad, que ha perdido a su hijo en un accidente de tráfico (encarnada por la bella Pollyanna McIntosh, que ya pasó por el certamen catalán en su día con la impactante The Woman). Varios traumas infantiles (como encontrar a su padre y posteriormente a una chica de su colegio, muertos) cambian la personalidad del muchacho convirtiéndolo en lo que él mismo define como "un ser humano defectuoso". En esta curiosa adaptación de la novela homónima de Kei Oishi, se nos presenta con la mayor comicidad posible a un monstruo asocial con tendencias suicidas y dado, incluso, a la necrofilia; un ser resultante del aislamiento tecnológico que propicia el siglo XXI. Una fábula sobre la vida y la muerte que realmente no dejó indiferente a ninguno de los asistentes a la proyección del filme en el cine Prado.
Love Eternal
Tomás Andrés