Adèle Exarchopoulos es la gran protagonista de La vida de Adèle, una historia de educación sentimental que conquistó al mismísimo Steven Spielberg en el pasado Festival de Cannes, donde recibió la Palma de Oro, máximo galardón que premió la valentía de sus actrices (Exarchopoulos y Léa Seydoux) y el trabajo de su director, Abdellatif Kechiche. No sólo Spielberg se ha rendido a esta película de despertar sexual, sino la crítica internacional, que la ha considerado la mejor cinta de 2013. Y el público: en Francia lleva dos semanas en el top 5 de lo más visto.
Sentada en un sofá con las piernas recogidas sobre él, Adèle Exarchopoulos nos recibe en un hotel de Madrid en el día de encuentro con la prensa del equipo del filme. Quedan lejos las polémicas declaraciones sobre la dureza del rodaje y la actriz quiere defender ahora lo inimitable de esta película mientras resta importancia a las críticas que aseguran que La vida de Adèle es un trabajo demasiado sexual. El trabajo se estrena en las salas españolas el próximo viernes 25 de octubre.
Cuando Steven Spielberg otorgó la Palma de Oro en Cannes a ‘La vida de Adèle’, señaló que el premio era para usted, su compañera Léa Seydoux y para Abdellatif Kechiche. ¿Cree también que la película es obra de los tres?
Rodar el filme ha sido un gran proceso en el que Abdellatif, el director, nos dejó un gran espacio para compartir, para improvisar. Ha sido una creación a tres bandas, de los tres. Esto es lo más exacto.
¿Qué sintió cuando vio por primera vez ‘La vida de Adèle’?
Nunca había visto algo así, pero no podía imaginarme que la película acabaría llevándose la Palma de Oro. Es difícil ser objetiva, porque sentía muchas cosas con el filme. Sentía miedo, excitación… Me es difícil ser objetiva.
¿Cómo es la vida tras la Palma de Oro?
Es evidente que ha sido algo muy especial haber recibido la Palma de Oro, así como el éxito de la película. Y también la crítica, finalmente. La crítica ha sido muy buena, incluso después del Festival. Ha sido un año muy bueno. Este año también he descubierto cómo es promocionar una película y estoy muy orgullosa de todo lo que ha sucedido, pero todo este éxito también te hace sentir más frágil.
¿Qué descubrió y qué le aportó el personaje de Adèle?
Soy actriz porque es una profesión que es un juego, me excita y me ayuda a aprender muchas cosas. A través de Adèle, aprendí mucho durante el rodaje – rodar es toda una aventura humana-, y de toda la historia… Tengo puntos en común con el personaje. Por ejemplo, yo también soy muy instintiva. Pero luego, por supuesto, hay muchas cosas en las que no me parezco.
Su personaje, Adèle, es de una sensualidad casi animal: muy instintiva, como ha dicho, y de gestos muy carnales (come con la boca abierta, por ejemplo). ¿Cómo preparó esa faceta de Adèle?
Había que darlo todo por la película, por Adèle, para ser justa con esta historia de amor. Es cierto que soy muy rotunda con algunas cosas, como el comer. Me gusta comer con la boca abierta, como casi como un animal. Trabajamos también otras cosas, ciertos tics, como arreglarse el pelo, subirse el pantalón…, tics que marcan cierta evolución del personaje, cierta sutileza; algunos para expresar la torpeza de la adolescencia, otros para la seducción. Y después, había que mostrara ese aspecto instintivo. Adèle es un personaje puro: ella no sabe protegerse, no sabe esconderse, ella lo da todo. Por ejemplo, cuando su pareja Emma, coquetea en la fiesta delante de sus ojos, ella lo acepta, lo soporta.
La historia se rodó cronológicamente. Imagino que eso le ayudó mucho al principio, pero supuso también mucho desgaste una vez se acercaban al final ddel rodaje.
En efecto, eso ayuda, porque el personaje crece y se construye, se descubre a través de todo lo que vive, sus rupturas y sus desencuentros. A mi personalmente me ha ayudado mucho, pero al final, después de cuatro meses y medio de rodaje, cuando llegamos a la escena de la ruptura, fue muy intenso y había presión, porque ya se había rodado todo el resto y se quería que la escena final, la escena del derrumbe, fuera perfecta. Y es cierto que teníamos que intentar encontrar un segundo aliento para esa escena.
¿Cuál cree usted que es el punto fuerte de esta historia de amor?
Es una historia de amor, de un encuentro, de una relación. Habla de cómo un encuentro puede cambiar tu vida. Es una historia de educación sentimental, de darlo todo, de entrega total. Y que puede cambiar tu vida.
¿Cree que la diferencia de clase entre las protagonistas es definitiva para su distanciamiento?
No creo que la ruptura de las protagonistas tenga que ver con su distinta clase social. Creo que es más por un problema de comunicación. Sin duda, eso está ahí, pero para mi se trata más de una cuestión de falta de comunicación.
Es la primera vez que en pantalla se trata tan abiertamente la homosexualidad femenina. ¿Cómo trabajó ese aspecto del personaje?
El objetivo es que nos olvidaremos de que era una historia homosexual entre dos mujeres. La película es sobre todo una película de amor, más allá de lo homosexual. En ‘La vida de Adèle’ nunca se dice la palabra homosexual o lesbiana. Para mi, la gran recompensa es que mis amigos me hayan dicho que esta película les recuerda a cuando eran adolescentes. Y me escandaliza el escándalo alrededor de las escenas sexuales de la película, porque es absurdo que un trabajo de tres horas se reduzca a una escena de tres minutos de sexo. Es cierto que una cámara que entra en una habitación donde dos mujeres se aman puede ser chocante, pero la película va muchísimo más allá de eso y no se reduce a eso.
¿Cree, no obstante, que es una película hipersexual?
No creo que sea muy sexual. No sé, quizá la gente puede sentirse molesta porque esas escenas se presentan como las otras escenas, muy corrientes. Habrá a quien le gusta y a quien no.
Aparte de ese tipo de críticas, también habrá recibido muchos elogios.
Menos mal que hay distintas opiniones [risas] Si solamente hubiera habido polémica, hubiera sido terrible. La Palma de Oro otorgada por Spielberg consigue que nos olvidemos de todas las gilipolleces que se dicen de la película.
¿Cree que la película puede ayudar a cambiar la mentalidad de personas no tan progresistas con el matrimonio homosexual, por ejemplo?
Eso espero. No estoy muy implicada con la causa del matrimonio homosexual, pero mi compromiso lo muestro mediante la película. Yo también voy al cine, para divertirme, aprender, cambiar. Y habrá gente que al ver el trabajo al principio se asuste pero que después se de cuenta de que no es para tanto.
Abdellatif Kechiche ha dejado caer que podría haber nuevas películas sobre Adèle. ¿Le gustaría repetir con el mismo equipo?
Nunca haría ‘La vida de Adèle’ sin Abdellatif. Ahora soy muy joven: tengo 19 años. Y me gusta que otras personas se apropien de la historia, que se la imaginen, que se imaginen como continúa. A mi, personalmente, me gustaría reencontrarme con Adèle cuando tenga 30 años.
La vida de Adèle
Paula Arantzazu Ruiz